La victoria del islamista Partido Justicia y Desarrollo (PJD) en las elecciones regionales y municipales de Marruecos del pasado 4 de septiembre se ha visto frenada por un sistema electoral...
...que no favorece el número de votos obtenidos, sino más bien las alianzas y el peso del voto rural. El reparto del poder municipal y regional dice mucho de la pugna cada vez más evidente entre el PJD, que encabeza la actual coalición en el gobierno nacional, y el Partido Autenticidad y Modernidad (PAM), que se ha hecho fuerte en el Marruecos rural, con los demás partidos reducidos a un papel casi de figurantes. Si bien el PJD gana la alcaldía de las grandes ciudades del país como Casablanca, Rabat, Fez, Agadir, Marrakech o Tánger, este resultado no ha sido reflejado en la presidencia de los gobiernos de las regiones, donde los islamistas cayeron por las alianzas formadas en su contra. Así, la presidencia de siete de las doce regiones del país pasaron a mano de la oposición encabezada por el PAM, que se hizo con cinco presidencias regionales; mientras que el PJD, el partido con más escaños (una cuarta parte) en esos consejos regionales, sólo encabeza dos, una de ellas la de Rabat. Estos resultados han sido profusamente comentados por los medios marroquíes y en las redes sociales que no escondieron su decepción con el hecho de que la voluntad del electorado haya sido falseada para dar la victoria a los perdedores.