Aspanies representa una comedia, una iniciativa que ayuda a la integración de discapacitados
‘La Panto’, una artista de gran renombre llega al barrio y los habitantes se revolucionan. Organiza un concierto en la plaza y todos quieren conseguir las últimas dos entradas que quedan para ver el espectáculo. Más de 20 personajes intentarán convencer al hijo del dueño del bar de que merecen esos pases y mientras hacen reír a los melillenses. Se trata de la obra de teatro que ha llevado a escena Aspanies, ‘Mi barrio, un gallinero con mucho salero’. Es una actividad que promueve la asociación para conseguir, en primer lugar, la integración de las personas con discapacidad intelectual en las acciones culturales.
Pero, sobre todo, el teatro es una excusa para trabajar con los usuarios del centro en temas, como reforzar la memoria, aprender a leer un guión o trabajar en equipo. En esta obra los usuarios de Aspanies son conscientes de que la cooperación entre ellos es lo que hará que tengan éxito y la comedia se desarrolle sin incidencias. Ayer se celebró la primera de las representaciones. Hoy habrá una segunda y última a las 19:00 horas en el Palacio de Exposiciones y Congresos (PEC). Las entradas cuestan cinco euros y se pueden adquirir tanto en la sede de la entidad, como en el PEC.
Carolina Arrarás, la guionista, directora y profesora del taller de teatro, explica a El Faro que los alumnos de este actividad han trabajado muy duro durante un año y medio para llevar a escena esta obra. Resalta que tuvo que escribir personajes que se asemejaran a los usuarios del taller. De esta forma, los estudiantes de teatro mostraban más interés por representar el papel. Señala que los ensayos fueron como los de una compañía de teatro, aunque sin su presupuesto, pues comenzaron las lecturas de los guiones y continuaron con la incorporación de los movimientos en el escenario.
Arrarás destaca que algunos de los usuarios de Aspanies no saben leer, pero han ido aprendiéndose su papel porque otros compañeros les decían sus frases. Al final, consiguió que todos los usuarios conocieran ‘al dedillo’ la obra. No ha hecho falta recurrir a la figura del apuntador porque si a alguno de los actores se le olvida algo, sus compañeros de escena le ‘chivan’ por lo bajo unas palabras para que pueda continuar la obra.
El taller también permite trabajar con la empatía y ayuda a los usuarios de Aspanies a ponerse en el papel de otros alumnos del curso. Es otro de los aspectos que se trabaja en las clases. Además, las personas con discapacidad que participan en esta obra han estado entrenando su memoria al tener que recordar no sólo su papel, sino el de otros compañeros.
También ha sido una ventaja extra el poder representar una comedia. Arrarás asevera que lo que más les gusta a los usuarios de Aspanies es reír y con esta obra se logra que ellos disfruten en el escenario y que esas sensaciones sean trasmitidas al público.
Otro de los aspectos que resalta la directora de la obra es la gran colaboración que ha recibido del Centro Ocupacional de Aspanies. Resaltó que los murales y gran parte del decorado lo han ido realizando los usuarios de esa actividad. La comunidad de Aspanies está tan implicada en esta obra que ayer les prestaron hasta un jamón para que el bar de esta comedia se viera más auténtico.