El delegado apunta que los rechazos en frontera se harán “respetando el derecho internacional”.
La Delegación del Gobierno en Melilla mostró su satisfacción por la entrada en vigor, desde el día de ayer, de la reforma de la Ley de Extranjería, para normalizar los ‘rechazos en frontera’. Para esta institución, se trata de una medida que “reviste de mayor garantía legal la actuación de la Guardia Civil en la custodia y defensa de las fronteras de Melilla y Ceuta”.
En este sentido, resaltaron que la reforma, realizada mediante la disposición final primera de la nueva Ley de Seguridad Ciudadana, publicada el martes en el Boletín Oficial del Estado (BOE), introduce una disposición adicional a la Ley Orgánica 4/2000, sobre derechos y libertades de los extranjeros en España y su integración social, con la siguiente redacción: “Régimen especial de Ceuta y Melilla. Los extranjeros que sean detectados en la línea fronteriza de la demarcación territorial de Ceuta y Melilla mientras intentan superar los elementos de contención fronterizos para cruzar ilegalmente la frontera podrán ser rechazados a fin de impedir su entrada ilegal en España. En todo caso, el rechazo se realizará respetando la normativa internacional de derechos humanos y de protección internacional de la que España es parte”.
Asimismo, la normativa señala que “las solicitudes de protección internacional se formalizarán en los lugares habilitados al efecto en los pasos fronterizos y se tramitarán conforme a lo establecido en la normativa en materia de protección internacional”.
Para el delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, la medida supone “una clara mejora del marco legal frente a las singularidades que se dan en la frontera sur de Europa, sin menoscabo de la correcta observancia del derecho que asiste a los inmigrantes merecedores de los protocolos de asilo y refugio”.
Peticiones de asilo
Prueba de ello es el altísimo número de solicitudes presentadas ante la nueva oficina de asilo de Beni Enzar, inaugurada por el Ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, el pasado 17 de marzo, y que, desde su puesta en funcionamiento, primero con carácter piloto desde el pasado mes de septiembre, ha hecho posible que ya se hayan tramitado más de 1.500 peticiones de protección internacional
Por ello, Abdelmalik El Barkani insistió en el “respeto escrupuloso” al derecho de asilo, aplicable a cualquier inmigrante que, debidamente identificado, demuestre ser merecedor de protección internacional.
No obstante, resaltó también que todos los flujos migratorios que llegan a Melilla no son comparables, tal cual se constata en el dato de que sólo cinco de los casi 2.500 inmigrantes subsaharianos que entraron irregularmente en la ciudad durante el pasado 2014, solicitaran el derecho de asilo y que tres de ellos finalmente optaran por desistir.
Lo que no aclaró el delegado es cómo pueden acceder los subsaharianos a la oficina de asilo de Beni Enzar, una cuestión sobre la que no ha podido arrojar algo de luz ni el propio ministro del Interior.
Saltos a la valla
Asimismo, El Barkani reiteró que el método de asalto masivo a la valla de Melilla es un modelo de inmigración al que “no podemos ni debemos resignarnos” tanto por su conflictividad intrínseca como por los riesgos que comporta tanto para los propios inmigrantes como para las Fuerzas de Seguridad encargadas de custodiar y defender la frontera sur de Europa.
En tal sentido, subrayó que no es un modelo “justificable ni admisible bajo ningún concepto ni punto de vista” e insistió en que, cualquier defensa de dicho modelo, lejos de favorecer una inmigración regular y ordenada, sólo beneficia a las mafias que trafican con seres humanos y que alientan y promueven este tipo de entradas “a la fuerza y a la desesperada”.
Por último, El Barkani recordó que España tiene la obligación de proteger, vigilar y salvaguardar sus límites fronterizos.
De hecho, de no atenderse debidamente la custodia y defensa de la frontera sur de Europa, las entradas de inmigrantes irregulares “se habrían disparado de forma incontrolable”, al haberse contabilizado, sólo en 2014, más de 70 saltos masivos al vallado fronterizo de Melilla, en los que se calcula pudieron haber participado unos 22.000 inmigrantes.