Mucho ha sido el esfuerzo, pocos los resultados.
Esta es la conclusión de la legislatura en el área de disciplina urbanística. No lo decimos nosotros, quien así lo pone de manifiesto es la consejera de Fomento, Susana Román. Otros lo habrían dicho de manera más disimulada o vaga, habrían dado algún que otro rodeo pero la consejera, si se distingue por algo es por su franqueza y también por su sinceridad. Y es que uno de los objetivos del Gobierno local cuando comenzó la legislatura fue precisamente el de combatir con todos los medios a su alcance la proliferación de obras ilegales . Y no se ha cumplido, lamentablemente.
Pero todos esos medios no han sido suficientes para un trabajo, un esfuerzo en el que no solo está implicado el político, en este caso la consejera, sino los técnicos municipales, la Policía Local y hasta la Guardia Civil. Todos han colaborado para evitar que las obras ilegales sigan a la orden del día, pero la burocracia ha terminado por sucumbir al sistema.
Lo que hay que preguntarse es si podemos cambiar un procedimiento, un sistema que hemos visto que no es válido para combatir la edificación irregular y el incumplimiento en materia urbanística. Faltan medios humanos y también un procedimiento dentro de la Administración más rápido y ágil para paralizar obras en viviendas que se construyen de la noche a la mañana o en áticos que se cubren para ganar metros cuadrados a una vivienda sin permiso ni autorización.
Y aparte queda también la otra pata del proceso, el judicial. En estos tiempos de desahucios y de crisis, poco éxito hay para una administración que se presente ante un juez pidiendo demoliciones de obras y viviendas ilegales. Por eso, mucho esfuerzo, pero para nada.