Los eurodiputados de Izquierda Plural Marina Albiol y Ernest Urtasun llegaron el viernes a Melilla y el sábado ya ofrecieron algunas soluciones a asuntos derivados de la alta presión migratoria que sufre nuestra ciudad.
Con la misma contundencia que el procónsul romano Julio César se expresaba en su obra ‘Comentarios sobre la guerra de las Galias’, estos dos parlamentarios europeos también podrían decir aquello de “venimos, vimos y lo resolvimos”.
En relación al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) afirman que la solución pasa por ampliar las instalaciones. Así se lo comunicaron al delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, durante la entrevista que mantuvieron los tres. Probablemente, al escuchar sus palabras, a El Barkani le vino a la cabeza el revuelo vecinal que se originó cuando desde la Delegación se sugirió la idea de utilizar el terreno del cuartel de Pajares para instalar de manera provisional tiendas en las que acoger a los inmigrantes. Fue necesaria la intervención directa y tajante del presidente Juan José Imbroda para que las aguas volvieran a su cauce: Ni instalación provisional de un campamento ni ampliación del CETI. Entonces, allá por el mes de abril del año pasado, quedó claro que la solución sólo podía ser, por una parte, tratar de impermeabilizar más la frontera y, por otro lado, agilizar los traslados a la península. El pasado viernes Marina Albiol se fotografiaba junto a frontera y colgaba la imagen en su cuenta de Twitter con el mensaje: “Junto a la valla de Melilla, esa valla de la vergüenza donde día tras día se violan los derechos humanos”. Ayer, que viajó al país vecino junto a su compañero, hacía lo propio desde el otro lado. “Marruecos está construyendo su valla asesina, en Nador”, decía la eurodiputada. Y luego, el silencio. Ésa fue su última aportación de ayer en la búsqueda de una solución.
La rápida visita a Melilla ha permitido a Marina Albiol y a Ernest Urtasun comprender sólo algunos aspectos del asunto en cuestión. Desconocer otros en los que, por ejemplo, estamos de acuerdo los melillenses y los inmigrantes. El primero es que nuestra ciudad no es el destino final de su viaje. Ni ellos quieren quedarse en Melilla ni la ciudad autónoma tiene capacidad para acoger permanentemente a todos los que llegan cada año. Su meta está al otro lado del Mediterráneo, probablemente más cerca de donde Albiol y Urtasun realizan su labor parlamentaria que de la frontera sur de Europa.
También estamos de acuerdo los melillenses con las personas que entran ilegalmente en nuestra ciudad, sobre todo con los que vienen de la África subsahariana, que ambos somos víctimas de la inmigración ilegal, aunque en distinto grado. La política hipócrita de los dirigentes políticos europeos ha empobrecido y desmembrado hasta tal punto sus sociedades que es imposible que pongan en marcha cualquier proyecto de futuro en sus países, lo que les trae a nuestra ciudad como una de las etapas finales de su aventura. En ambos casos, la solución a la miseria o los conflictos en su pueblos y a la insoportable presión migratoria que sufre nuestra ciudad está en las instituciones europeas, de las que Albiol y Urtasun forman parte. Por lo tanto, cuando se fotografían junto a la “valla de la vergüenza” o toman una imagen de la “valla asesina”, tienen que tener presente que ambas verjas son un monumento a la incompetencia, la hipocresía, la demagogia y la desvergüenza de las que hacen gala nuestros representantes políticos en la Unión Europea. Los mismos que cínicamente denuncian pero al mismo tiempo permiten las “condiciones deplorables” de vida de los inmigrantes en el CETI.
La próxima vez que Albiol y Urtasun venga a Melilla y vean que todo sigue igual, comprenderán por qué en este primer viaje no han comprendido casi nada y por qué ellos también son parte del problema.