Se mantendrá el mismo ritmo de traslados que en otras épocas del año, es decir, unos 30 inmigrantes a la semana l Apuntan que hay recursos suficientes para atender a los 1.350 que reside en estas instalaciones.
El Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) continúa saturado debido a la ingente incremento de la presión sobre el perímetro fronterizo que separa la ciudad autónoma de Marruecos, tanto en la valla como en la oficina de asilo situada en el puesto de Beni Enzar. Así, estas instalaciones albergan en la actualidad a unas 1.350 personas, según fuentes del centro. No obstante, la cifra podría ser bastante superior, habida cuenta de que aún hay un amplio número de inmigrantes que no han sido dados de alta en el centro, aunque ya se encuentran residiendo en él.
Hay que recordar que el pasado fin de semana fue necesario instalar en las afueras del CETI cuatro tiendas de campaña del Ejército, con capacidad para unas cien personas, con el fin de dar cobijo a los recién llegados al centro.
Pese a la situación, la Delegación del Gobierno no tiene previsto agilizar los traslados de inmigrantes a la península, según informaron ayer fuentes oficiales de esta institución a El Faro. Así pues, la intención es mantener el mismo ritmo de salidas que en meses anteriores, a razón de una treintena de personas por semana, aproximadamente.
De igual modo, desde Delegación señalaron a El Faro que esta política se ha mantenido estable en los últimos meses y que se lleva a cabo en función de las plazas que hay disponibles en los Centros de Internamiento para Extranjeros (CIEs) de la península y de la capacidad de las ONGs para hacerse cargo de estas personas.
La excepción
Así pues, las citadas fuentes subrayaron que lo excepcional sería que no se produjeran traslados en los próximos días, al tiempo que recordaron que el compromiso del delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, desde que accedió al cargo es que el CETI presente unos niveles de ocupación lo más bajos posibles y adecuados a su capacidad máxima, que es de 480 personas.
Por otro lado, apuntaron que el centro ha vivido situaciones más críticas y de mayor saturación, como ocurrió en mayo del pasado año, cuando estas instalaciones acogieron a unos 2.300 inmigrantes tras una serie de saltos masivos a la valla. “El centro ha estado en peores condiciones”, insistieron las fuentes de Delegación.
Asimismo, aseguraron que en el CETI hay ahora mismo recursos suficientes, tanto humanos como materiales, para dar respuesta a esta situación y atender de manera adecuada a todos los residentes, que entre otros servicios cuentan con comida y cama en el centro.
De este modo, todo apunta a que en los próximos días habrá nuevas salidas hacia la península para intentar desahogar, en la medida de lo posible, estas instalaciones. Sin embargo, no se hará un esfuerzo extraordinario, sino que se seguirá el mismo ritmo de traslados que en ocasiones anteriores.
Los inmigrantes del CETI que parten rumbo a la península ingresan en CIEs, previo paso a su expulsión del país. En el plazo de un mes, tramitan su repatriación. Si no es así, quedan en libertad mientras concluye el proceso. Cuando llegan desde Melilla también pueden quedar bajo el cuidado de asociaciones humanitarias que intentan facilitar su inserción en la sociedad española.
Este segundo caso suele ser el de los inmigrantes que llegan en familia, como es el supuesto de la inmensa mayoría de sirios que hay actualmente en el CETI.
Además, gran parte de las personas de esta nacionalidad ha entrado a través del puesto de Beni Enzar solicitando asilo.
Presión migratoria
Hay que recordar que la semana pasada llegaron al CETI centenares de inmigrantes. En concreto, unos 150 eran subsaharianos que lograron saltar el vallado fronterizo, mientras que también entraron unas cien personas de origen sirio, aunque éstas a través de la oficina de asilo de Beni Enzar.
Desde el miércoles de la semana pasada no se han vuelto a producir saltos al vallado, aunque la presión migratoria no ha disminuido. De hecho, se siguen produciendo intentos de acercamiento al perímetro todas las noches, aunque sin llegar a tocar la valla.