El Comité de Empresa afirma que la gerente se niega a cambiar los turnos y que no se comunica con los empleados.
La semana de Navidad fue “esperanzadora” para los empleados del Gámez Morón. Tras protestar desde noviembre por las agresiones que sufren por parte de un residente del centro y porque nadie, ni la empresa que se encarga de la gestión, Eulen, ni la Consejería de Bienestar Social ni el Imserso, se reunía con ellos para dar una solución a este tema, consiguieron que un responsable en la ciudad de Eulen se entrevistara con el Comité de Empresa. Parecía que había luz al final del túnel porque esta persona se comprometió a interceder para que gestión del Gámez Morón se hiciera atendiendo a las reclamaciones que hacían los trabajadores. Pero ese responsable ha estado de vacaciones estas dos últimas semanas y el Comité de Empresa asegura que la gerente del centro ha vuelto a “ignorarles”. Se niega a coger los documentos en los que los trabajadores solicitan los cambios de turno.
El Comité de Empresa aseveró ayer a El Faro que ésta es la primera de las “represalias” que lleva a cabo la gerente tras las numerosas protestas que lleva haciendo contra “la mala administración” que hace de los recursos personales.
A los trabajadores no les ha quedado otra opción que redactar un nuevo escrito, uno más para la lista, avisando a Eulen de que la gerente se niega a permitir los cambios de turno.
Los empleados explican que no es un asunto menor. A lo largo de las semanas surgen eventos que no se pueden prever, como un cambio en una cita médica, la enfermedad de una persona de la familia y otras circunstancias personales. Pero dicen que a la gerente le da igual el motivo por el que se solicite el cambio de turno, así como si ese trabajador ha encontrado a varios compañeros que le pueden cubrir durante ese día.
El Comité de Empresa asegura que la gerente les ha solicitado unas actas donde vengan recogidas las normas establecidas para pedir un cambio de turno. Pero lo cierto es que no hay dicho documento. Los representantes de los trabajadores no entienden por qué ahora exige dichas normas cuando las lleva aplicando desde hace meses. De ahí que insisten en que es una represalia por las denuncias realizadas en prensa sobre la forma de gestionar el centro.
Un rayo de esperanza
De la reunión que tuvo el Comité de Empresa con el responsable en Melilla de Eulen, sólo destacan que fue “muy positiva”. Le prometió interceder con la gerente para que respete los pactos que hay con los trabajadores y además, resaltó que se va a elaborar un protocolo en el que se dará solución a uno de los temas más polémicos: Las agresiones de un residente violento a los empleados.
Los trabajadores confían en que el responsable de Eulen consiga mejorar la comunicación que hay con la gerencia y así solucionar gran parte de los problemas que hay en el centro, como el descontento de los empleados debido a los desencuentros con la gerente.
En cuanto a las agresiones, el Comité de Empresa asegura que se han vuelto a repetir en las últimas semanas, pero sin causar baja ni precisar de atención médica. Sobre esta cuestión no van a cesar sus protestas, aseveran los representantes de los trabajadores del Gámez Morón. Afirman que llevan años sufriendo esta violencia y la empresa debe dar una solución a los empleados para evitar que se sigan produciendo las agresiones. Por ello, continúan recogiendo partes médicos y de baja para presentarlos en la Inspección de Trabajo en colaboración con el sindicato CCOO.
Los trabajadores aseguran que les costó mucho dar el paso de denunciar las agresiones en prensa y ahora no van a cesar en su empeño de solucionar este problema. Esperan que el protocolo que dice la empresa que pondrá en marcha aporte las medidas necesarias para evitar que los cuidadores y las enfermeras, los que tienen contacto directo con el residente violento, sufran más golpes y empujones en un futuro.