Unos doscientos subsaharianos trataron de entrar en la ciudad por la zona del cementerio musulmán l Alrededor de un centenar se encaramó a la valla y el último bajó a las 20:25 horas, tras trece horas subido
Una veintena de inmigrantes logró entrar ayer en Melilla en el cuarto asalto a la valla que se ha producido en los últimos ocho días. La presión migratoria sigue siendo una constante en nuestra ciudad. Ni los sistemas antiintrusión ni la colaboración de las Fuerzas de Seguridad marroquíes son del todo efectivas para frenar a los cientos de subsaharianos que esperan en el Gurugú una oportunidad para llegar en nuestra ciudad.
La entrada de ayer se produjo alrededor de las 7:30 horas, en las inmediaciones del Cementerio Musulmán, donde un grupo de más de doscientos inmigrantes, según la Delegación del Gobierno, se acercó a la alambrada con la intención de entrar en Melilla. Aunque sólo una veintena logró su objetivo, cerca de una centena de subsaharianos se encaramaron en la valla, por diferentes puntos, con la intención de llegar a la ciudad.
La Delegación resaltó que los inmigrantes eligieron ayer para sus salto un tramo de la frontera de Marruecos donde no hay desplegadas medidas antiintrusión, como fosos y alambradas, porque está muy cerca del cementerio marroquí de Sidi Guariach. Para la Delegación esto demuestra que, tal y como afirmó esta misma semana el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, los inmigrantes siguen una estrategia “previamente coordinada y organizada” en sus intentos de entrada a Melilla.
Tras el intento de salto, un grupo numerosos, de algo más de ochenta subsaharianos, se quedó encaramado en la zona de la valla cercana al cementerio musulmán de Melilla, mientras que otra quincena de subsaharianos hizo lo propio en la parte de la alambrada que está junto al CETI (Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes).
Precisamente en este punto, se produjo uno de los momentos más tensos de la jornada. Según informaron desde la Delegación,un centener de residentes en el CETI trató de acercarse a la zona donde estaban encaramados los inmigrantes en actitud “eufórica e incluso de enfrentamiento” con la Guardia Civil. Ante esta situación, se trasladaron hasta el lugar efectivos de la Policía Nacional para controlar a los subsaharianos que, según indicó la agencia Efe en algunas de sus informaciones, incluso llegaron a tirar alguna piedra contra los agentes. De hecho, el dispositivo policial se mantuvo activo en la zona para evitar que se produjeran incidentes.
Algunos de los inmigrantes permanecieron más de diez horas sobre la alambrada. El último en bajarse lo hizo a las 20:25 horas, tras trece horas sobre la verja. A pesar del cansancio, muy patente en algunos de los subsaharianos, y del calor que durante las horas centrales del día resultaba difícil de soportar, los hombres siguieron sobre la valla con el convencimiento de que podían tener una oportunidad de quedarse en la ciudad. En el lado español de la alambrada decenas de guardias civiles trataban de convencer a los subsaharianos de que bajaran y esperaban a que poco a poco desistieran por sus propios medios. Además, para evitar que algún inmigrante pudiera caerse de la alambrada y resultar herido, los Bomberos colocaron un colchón de salvamento.
Finalmente, como viene ocurriendo en los últimos meses, los inmigrantes, poco a poco, fueron descendiendo de la valla y los agentes de la Guardia Civil los condujeron al lado marroquí, donde fueron entregados a las Fuerzas de Seguridad del país vecino.
En lo que va de año se han registrado, según la información de la Delegación del Gobierno, un total de 59 saltos, en los que casi 2.000 inmigrantes han logrado su objetivo de pasar a Melilla. A esto, hay que sumar las decenas de intentos de entrada que han sido abortados gracias a la intervención de la Policía del país vecino.
El salto de ayer fue el segundo que se produjo en nuestra ciudad en menos de 48 horas. Como dato curioso, cabe señalar, que todos los miércoles del mes de octubre se han registrado intentos de entrada en nuestra ciudad.
El delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, ha insistido esta semana, en diversas declaraciones a los medios de comunicación, en que la presión migratoria en Melilla lejos de reducirse aumenta día a día. El Barkani destacó la relativa eficacia que ha tenido la instalación de la malla antitrepa, pero reconoció que los subsaharianos siempre buscan la forma de luchar contra los sistemas que se colocan, por lo que abogó por trabajar en los países de origen y destino y luchar contra esas mafias, a las que desde el Gobierno culpan del problema migratorio de nuestra ciudad.
Menos violencia
La Delegación apuntó, además, que la entrada de ayer se caracterizó por la “intrusión violenta” de los inmigrantes. Apuntaron, en este sentido, al uso de garfios y cuerdas para sortear la malla antitrepa y avanzar entre las vallas y un “enfrentamiento abierto” contra los agentes de la Guardia Civil. No obstante, hay que resaltar, que al contrario de lo que ocurrió en el salto del pasado día 15, en esta ocasión no hubo ningún agente herido. Además, la Delegación tampoco hizo referencia ayer a una “violencia inusitada”, como sí hizo hace una semana. En cuanto a los subsaharianos que necesitaron asistencia, Cruz Roja tuvo que atender a nueve, aunque sólo dos fueron trasladados al Hospital Comarcal, uno con un traumatismo dorsal y el otro con un traumatismo en la rodilla. También necesitaron asistencia algunos de los inmigrantes que se quedaron en el lado marroquí de la valla y que fueron trasladados, no se sabe muy bien hacia donde, por varios autobuses.
La Delegación advierte, por primera vez, de los efectos “negativos” para el comercio de los saltos
La Delegación del Gobierno resaltó, en su nota de prensa, las “graves consecuencias” para el comercio entre Melilla y Marruecos que tuvo el salto de ayer. Es la primera vez que se asocia el fenómeno de la inmigración irregular con los problemas de los comerciantes en la frontera, que llevan más de un año protestando por la falta de fluidez diaria que se produce en los pasos, más que por los problemas puntuales que puedan surgir asociados a un intento de salto como el de ayer. En cualquier caso, desde la Delegación apuntaron que la frontera de Farhana tuvo que cerrar durante casi dos horas y señalaron, además, que el paso de Barrio Chino también se vio afectado por las medidas de seguridad desplegadas por las fuerzas marroquíes. Desde la Delegación del Gobierno no supieron precisar a este periódico si era la primera vez que un paso fronterizo tenía que cerrar a consecuencia de un salto de inmigrantes. Cabe señalar que los comerciantes de la frontera de Beni Enzar mantuvieron este mismo lunes una reunión con responsables de la Delegación para mostrar su malestar por la situación del paso fronterizo que, según ellos, ha provocado que las ventas bajen a la mitad en sus comercios.