Melilla volvió a vivir ayer un episodio más de la presión migratoria que viene soportando desde hace casi dos años la ciudad autónoma.
Sin embargo, los tres intentos de entrada ilegal de ayer son particulares. Según los datos aportados por la Delegación del Gobierno, se produjeron por tierra y mar a la misma hora.
Ya habíamos visto actuaciones de inmigrantes coordinadas, pero sólo en el vallado fronterizo. Ahora, también las pateras se sincronizan con los asaltos a la doble alambrada. Este hecho, hasta ahora inédito, tambalea la tesis de que no hay mafias controlando a los subsaharianos del monte Gurugú.
Es lo que defienden todos los entrevistados por este periódico. Según han explicado a El Faro inmigrantes de varias nacionalidades alojados en el Centro de Estancia Temporal de Melilla (CETI), los que eligen el Gurugú lo hacen porque no tienen dinero para pagarse una patera.
Sin embargo, lo sucedido ayer apunta a que las mafias de las pateras sí saben de los planes de los inmigrantes del Gurugú y se aprovechan de ello por motivos obvios: Divide y vencerás.
Sin embargo, ayer sólo un subsahariano logró acceder a Melilla aunque lo intentaron casi 200, a la misma hora por mar, por la zona de la frontera de Beni Enzar y por el Río de Oro.
Con la bajada de las temperaturas es de esperar que en el tramo final del año aumente el número de asaltos a la valla, como ocurrió el año pasado.
Las ONGs de la ciudad que están al tanto de lo que ocurre en las montañas marroquíes aseguran que la Gendarmería ha retomado las redadas en el monte.
Pero ya sabemos que esta medida lo único que hace es retardar los saltos a la valla. Los gendarmes marroquíes apresan a los subsaharianos del Gurugú, los trasladan a Rabat o Casablanca y ellos regresan y vuelven a empezar. Nada les disuade de sus objetivos: Saltar la valla, dormir en el CETI, entrar en España, cruzar a la península y empezar una nueva vida en un mundo mejor que el que dejan atrás.
Si se repite la experiencia del año pasado, Melilla enfila ahora su período más difícil y lo hace dividida en dos bandos. Los que creen que se viola la legalidad en la valla y los que entienden que no hay otra forma de defender la frontera de España.