La historiadora María Elena Fernández ofreció ayer una charla sobre la llegada de los judíos a la ciudad.
Este año se conmemora el 150 aniversario de la llegada de los primeros judíos a Melilla. Para celebrar esta fecha, la Asociación Mem Guímel organizó ayer una conferencia sobre cómo se instaló en la ciudad la comunidad hebrea. La historiadora María Elena Fernández fue la encargada de describir qué llevó a los judíos a venir a Melilla y dónde situaron sus negocios y casas. “El centro modernista fue considerado la pequeña Sion a principios del siglo XX”, aseguró a El Faro. El gran número de habitantes de origen hebreo que vivía en el ensanche modernista hizo que se considerara entre la población que esta zona era como la ciudad de David, explicó Fernández.
La llegada de los judíos se produjo en 1864. Dos circunstancias propiciaron que los hebreos eligieran esta ciudad para instalarse. En primer lugar, huían de la presión y el acoso de grupos de marroquíes que les perseguían en zonas como Tetuán. Fernández explica que los hebreos tetuaníes emigraron con las tropas españolas, que durante unos años estuvieron en esa ciudad. La historiadora asegura que la comunidad judía vio en el Ejército español una forma de protegerse. Muchos de los emigrantes de Tetuán se quedaron a vivir en Gibraltar o en Ceuta en aquellos años.
Fue en 1864 cuando el Gobierno de España permitió a la sociedad civil instalarse en Melilla. Se concedió a los extranjeros poder empadronarse en la ciudad y conseguir también la nacionalidad, indica Fernández.
Otro grupo importante de judíos llegó a Melilla en 1883. Eran familias procedentes de las cábilas cercanas que buscaron en la ciudad un lugar donde protegerse de los ataques de los marroquíes. En 1905, los hebreos que se asentaron en Melilla emigraron desde la zona de Taza. Fueron estos últimos los que se instalaron en tiendas de campaña en el conocido como barrio hebreo. Esas familias no tenían recursos económicos y consiguieron salir adelante y construir sus casas con negocios de artesanos, como zapateros y costureras, resalta la historiadora.
Fernández explica que al acoger a la comunidad judía se empezó a forjar en la ciudad la interculturalidad, pues hasta aquel momento sólo residían cristianos en Melilla. También señala que la ciudad fue la primera en contar con un cementerio, una sinagoga y un colegio hebreo tras la expulsión de los judíos de España.
Además, la historiadora asegura que hubiera sido imposible construir el centro modernista sin el capital hebreo que financió este proyecto.
Mem Guímel aprovechó la conferencia de ayer para hacer entrega a Francisco Vivar, miembro de su junta directiva y activo colaborador, de un reconocimiento por su ayuda desinteresada.
El presidente de la asociación, Mordejay Guahnich, aseguró a El Faro que Vivar se merece este galardón por “su amor a la pueblo judío”. Explicó que Vivar dedica muchas horas a esta asociación.