El prestigioso investigador del Real Instituto Elcano, Fernando Reinares, descarta que las condiciones socioeconómicas de determinados grupos de la población favorezca la radicalización religiosa.
-En lo que llevamos de año se han hecho en España, al menos, tres grandes operaciones contra el yihadismo, dos de ellas en Melilla. La última en Madrid. ¿Las autoridades se han tomado muy en serio la amenaza del terrorismo yihadista, pero estamos preparados para afrontar esta amenaza?
–Afrontar debidamente la amenaza que supone el terrorismo yihadista exige no sólo que las autoridades se la tomen en serio, cosa que sucede en España, sino que los ciudadanos y la sociedad civil en general sean conscientes de la importancia del problema. A buen seguro que no es el primer problema del país ni tampoco de la población en general, pero es un problema serio, que no va a remitir en breve y al que es preciso prestar la oportuna atención.
Las estrategias, políticas y medidas encaminadas a ello dependen mucho de esa definición que gobernantes y gobernados hagan del terrorismo yihadista. En España hay dimensiones de la lucha contra el terrorismo yihadista bien desarrolladas, como por ejemplo en el ámbito policial, pero otras no tanto, como ocurre en materia de prevención de la radicalización, debido, entre otras razones, a las serias dificultades para coordinar administraciones públicas a distintos niveles de gobierno local, autonómico y central.
-El 11-M supuso un antes y un después para las autoridades españolas. Hasta entonces el terrorismo yihadista nos parecía algo lejano, pues los conflictos se sucedían fuera de nuestras fronteras, pero ahora lo tenemos dentro de nuestro país. ¿Cómo y por qué ha surgido esta radicalización ‘made in Spain’?
–A raíz de las presentaciones de mi reciente libro ‘¡Matadlos!’, sobre quién estuvo detrás del 11-M y por qué se decidió atentar en España, he constatado que, efectivamente, entre los españoles existía y existe aún un gran desconocimiento acerca de los orígenes y la evolución del terrorismo yihadista en nuestro país. Cuando se produjo la matanza del 11-M, una gran mayoría desconocía que Al Qaeda estableció una de sus más importantes células europeas en España en 1994, que en 1995 se detuvo en nuestro país al primer yihadista. También se desconocía que en 1997 se desmanteló por primera vez una célula yihadista en nuestro territorio y que en noviembre de 2001 nuestro Cuerpo Nacional de Policía llevó a cabo la más importante operación contra Al Qaeda efectuada tras el 11-S en Europa.
Con el tiempo, a medida que se están produciendo cambios en la composición interna de la población musulmana que vive en España y en función de la movilización yihadista que ocurre en el entorno inmediato del Mediterráneo occidental, el fenómeno ha dejado de ser únicamente foráneo para denotar cada vez mas rasgos autóctonos.
-Desde hace varios años se apunta a Melilla y Ceuta como ciudades con un 'caldo de cultivo' para la radicalización islámica que suele derivar en la constitución de células como las que se han desmontado en los últimos meses, ¿cuáles son las condiciones idóneas para que se produzca esa radicalización, si las hay y por qué?
–Allí donde hay concentraciones notables de población musulmana en el seno de las cuales consiguen implantarse agentes de radicalización yihadista, dentro o fuera de los lugares de culto islámico, existen por definición riesgos de que tengan lugar procesos de radicalización yihadista que afecten a segmentos significativos de dicha población y, dentro de ellos, a individuos por unas u otras razones particularmente vulnerables, por lo común, aunque no sólo, varones adolescentes y jóvenes.
Tanto en Melilla como en Ceuta, la penetración del salafismo yihadista como ideología y como movimiento se ha visto favorecida por variables estrechamente relacionadas con la estructura social de ambas ciudades, la desafección hacia España y sus instituciones entre sectores de la juventud de adscripción musulmana afectados por una crisis de identidad mal resuelta, o la contigüidad con el territorio de Marruecos, donde operan importantes redes de radicalización y reclutamiento yihadista.
-El Ministerio del Interior cifra en 50 los españoles que están combatiendo en Siria, ello genera gran preocupación, especialmente por esos combatientes que regresan a España. ¿Qué peligro real representan estos retornados en el territorio español?
–Quienes se han trasladado desde nuestro país a Siria e Irak con el propósito de sumarse a las organizaciones yihadistas activas en esos países en conflicto pueden o no regresar. Algunos perderán la vida. Otros retornarán decepcionados. Pero sería poco cauteloso no considerar que una porción suficiente de ellos podría tratar de volver a sus lugares de origen en suelo español con el propósito de, antes o después, ejecutar alguna acción terrorista, bien por su propia cuenta o siguiendo instrucciones de mandos relacionados con alguna de aquellas organizaciones terroristas, especialmente el Estado Islámico de Irak y Levante (EIIL).
Esta organización es la que, desde hace un año, atrae en mayor medida a los yihadistas procedentes de España o de Marruecos, aunque el número de los que se han desplazado a Siria o Irak desde nuestro vecino país es unas 25 veces superior al registrado en España. No obstante, somos países fronterizos y en uno, como en otro hay constancia de que entre los yihadistas que han viajado a Siria o Irak había algunos determinados a ejecutar actos de terrorismo en sus países de procedencia.
-Ineludiblemente, los movimientos que ante esta problemática se viven en Marruecos afectan a Melilla. El reino aluita presta especial atención a esos retornados que también se asientan en Melilla y Ceuta o en sus inmediaciones como Nador o Tetuán. Respecto de estos retornados recientemente un grupo de ellos suscribió una carta difundida en los medios de comunicación en los que recalcaban que no tienen intención de atentar en Marruecos. En la última operación contra el yihadismo en Melilla, el Ministerio del Interior afirmó que la célula desarticulada podría atentar no solamente en España sino también en Marruecos. ¿Por qué Marruecos parece que es un objetivo para el terrorismo yihadista?
–Marruecos es blanco del terrorismo yihadista desde hace mucho tiempo, pero en especial desde 2000, desde que el entonces líder de Al Qaeda, Osama bin Laden, instara a los dirigentes del Grupo Islámico Combatiente Marroquí (GICM) a trasladar la yihad a su ámbito de origen. Esto es algo a lo que finalmente se mostraron decididos a partir de inicios de 2002, tras perder el GICM las instalaciones con las que contaba en Afganistán, a consecuencia de la intervención estadounidense posterior al 11-S.
Como resultado se planificaron y ejecutaron los atentados de Casablanca en mayo de 2003. Aunque desde entonces no han vuelto a ocurrir incidentes de esa envergadura, tentativas las ha habido al igual que una evidente y extensa represión del salafismo yihadista en Marruecos.
Para los yihadistas marroquíes en general y para Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) en particular, el rey de Marruecos y el régimen que representa son ilegítimos, como ilegítima consideran los actuales esfuerzos de promoción por parte de las autoridades marroquíes del Islam de orientación malakita, tradicional en la zona, frente a las corrientes extremistas que se difunden a lo largo del Magreb y del Sahel.
-¿Por qué España sigue siendo objetivo de estos grupos terroristas? El peligro de que perpetren un nuevo atentado en territorio español, ¿es factible? ¿Se podría evitar? ¿Podrían ser Melilla y Ceuta objetivos de atentados terroristas?
–España es un país occidental y como tal se encuentra por definición entre aquellos cuyos intereses y ciudadanos son blanco del terrorismo yihadista. Además, es un país que ha destacado desde mediados los años 90 entre otros del mismo entorno europeo, como Reino Unido o Francia, por ejemplo, en la persecución de individuos y células yihadistas.
A ello hay que añadir que, en el imaginario belicoso de los yihadistas, los españoles están ocupando una tierra islámica, Al Andalus, que ambicionan con recuperar, precisamente mediante la yihad violenta, como parte de un futuro reconstituido Califato panislámico.
Sumemos a todo ello, entre otros factores a los que cabría aludir, nuestra ubicación en el Mediterráneo occidental y la emergencia de segundas generaciones susceptibles de crisis de identidad en el marco internacional de contiendas yihadistas como la que tiene lugar en Siria e Irak.
Desde el 11-M se han logrado evitar varios atentados en nuestro país que se encontraban en distintas fases de planificación o preparación. Muchos yihadistas considerarían atrayente la idea de atentar en Melilla y Ceuta, por la connotación que adquiriría un acto terrorista en esas ciudades, pero menoscabaría a corto plazo sus oportunidades de radicalización y reclutamiento en ambas, donde perciben potencial de movilización.
-El Gobierno de España está trabajando, con otros países de la UE, en un plan de medidas de prevención ante la amenaza yihadista. ¿Es tarde para pensar en un plan y urge más bien pasar a la acción?
–Las actuaciones en materia de lucha contra el terrorismo internacional deben ser multifacéticas, incluir tanto iniciativas a corto plazo como a medio y largo plazo, enmarcarse en la estrategia común de la Unión Europea y derivar de la propia estrategia nacional.
Existe un documento de estrategia española contra el terrorismo yihadista y la radicalización asociada al mismo que contiene una serie de iniciativas las cuales deben implementarse adecuadamente, especialmente en relación con la prevención de los procesos de radicalización en el seno de nuestras comunidades musulmanas. A éstas, por cierto, les compete una implicación cuya trascendencia no se está dejando sentir en la sociedad española.
Para que esas iniciativas se pongan en marcha con eficacia, la estrategia española contra el terrorismo internacional debe ser en lo sustancial conocida por la opinión pública y estar sujeta a una revisión parlamentaria a intervalos regulares de tiempo, como es propio de las democracias liberales. Plan y acción son parte de un único enfoque de prevención y lucha contra el terrorismo internacional. Sin plan, la acción puede resultar descoordinada y errática. Sin acción, un plan que la reclame no tiene razón de ser.
-¿Qué medidas cree usted que pueden prevenir de una manera efectiva la radicalización islámica en España, más concretamente en Melilla y Ceuta? ¿Cómo prevenir o combatir la captación de jóvenes por parte de los yihadistas?
–Responder con precisión a esta pregunta requeriría un tiempo y un espacio que van mucho más allá del disponible, pero insistiré en un aspecto de especial relevancia. A menudo se relacionan los procesos de radicalización yihadista con una serie de condiciones socioeconómicas atribuidas a determinadas capas de la población. Sin embargo, en las investigaciones empíricas que estamos llevando a cabo en el Área de Terrorismo Internacional del Real Instituto Elcano constatamos que los procesos de radicalización yihadista afectan en la práctica a individuos muy diversos en lo que se refiere a posición social, nivel educativo, categoría ocupacional o incluso estado civil. Ello obedece al hecho de que la radicalización yihadista se explica, ante todo, como resultado de una intensa exposición a la ideología del salafismo yihadista, bien sea a través de agentes de radicalización que se desenvuelven mediante una interacción cara a cara o de Internet.
En otras palabras, lo fundamental, aunque no lo exclusivo, es evitar o contrarrestar la acción de los agentes o las herramientas de radicalización y la exposición de individuos vulnerables a la ideología del terrorismo que difunde la propaganda del odio.