Marruecos se muestra implacable con sus yihadistas retornados de la guerra siria, que se asientan en el norte del país, cerca de Melilla y Ceuta
A pesar de que desde el Ministerio del Interior restaron credibilidad, en declaraciones a El Faro, a las noticias aparecidas sobre la concentración de yihadistas en el norte de Marruecos, en zonas cercanas a Melilla y Ceuta, es evidente que las últimas operaciones policiales a uno y otro lado de la frontera muestran lo contrario. Desde que se inició la guerra civil en Siria, Marruecos calcula que un millar de súbditos están combatiendo de forma voluntaria en el conflicto, captados por las facciones más radicales del Islam.
Cerca de un centenar de marroquíes han fallecido en Siria y los que retornan lo hacen “decepcionados”, según un académico marroquí especializado en Ciencias Políticas, Rachid Mouqtadir. “Su retorno confirma su decepción al darse cuenta de que perseguían quimeras”, afirma.
Más de 120 marroquíes, que han combatido en las filas yihadistas sirias como voluntarios, han sido detenidos nada más llegar a Marruecos. Algunos de ellos ya han sido incluso condenados a penas de entre 2 y 6 años de prisión, pues el Gobierno de Rabat considera que éstos suponen un riesgo para la seguridad nacional.
La ‘mano dura’ de las autoridades marroquíes contra el radicalismo y terrorismo islámico se plasma en las detenciones que se han registrado en localidades como Tetuán, Nador y Casablanca, ciudades cercanas a Melilla y Ceuta.
A pesar de las declaraciones a este diario del Ministerio del Interior, no se puede negar rotundamente la existencia de células yihadistas en el norte de Marruecos en las que se vean envueltas ambas ciudades autónomas. Máxime teniendo en cuenta la operación policial desplegada el pasado 14 de marzo en Málaga, Melilla y la localidad marroquí de Laroui, que supuso la desarticulación, según el propio Ministerio de una de las células yihadistas “más activas” para la captación de combatientes. De esta operación resultaron 7 personas detenidas, tres en Marruecos, tres en Melilla y una en Málaga.
El cabecilla de la célula era Mustafa Maya, detenido en su vivienda en La Cañada, desde donde se encargaba de captar jóvenes voluntarios para combatir en Siria. Diez días después, las autoridades marroquíes detuvieron en Rabat a un excombatiente yihadista en Siria, captado en España, Sylvain Decker ‘Souleymane’, dentro de la misma investigación que desmontó la célula liderada por Maya.
Después de esta importante operación policial entre España y Marruecos, el país vecino continúa con su campaña ‘antiyihadismo’. La última intervención de las autoridades policiales alauitas ha sido en la localidad de Castillejos, donde han desmantelado un grupo yihadista, encargado de preparar a los jóvenes captados para combatir en Siria. Esta célula, siempre según la información de la Dirección General de Seguridad Nacional (DGSN) de Marruecos, también se encargaba de recaudar fondos para financiar el viaje de sus simpatizantes y voluntariosos combatientes.
Facciones radicales
Según estas mismas fuentes, el envío de combatientes estaba coordinado por organizaciones como Sham Al Islam, el Frente Al Nusra y el Estado Islámico de Irak y el Levante, todos ellos vinculados ideológicamente con la organización terrorista Al Qaeda.
Precisamente, la multiplicación de estos movimientos yihadistas en Siria y el choque de intereses entre ellos hizo que varios de los yihadistas marroquíes se topasen con una realidad mucho más compleja de lo que esperaban y optasen por el retorno.
El académico marroquí Rachid Mouqtadir cree que el enfoque policial adoptado por las autoridades alauitas para con estos retornados es insuficiente y resalta la falta de coordinación entre el ámbito policial, religioso y el de derechos humanos para solucionar este problema. De hecho, los retornados que fueron arrestados en Marruecos justificaron su decisión de partir al frente por la ‘fetua de El Cairo’, un edicto religioso emitido en junio pasado durante una reunión en esa ciudad de eminentes ulemas suníes en la que bendijeron la guerra santa contra Bachar Al Asad.