No lograron su objetivo. La treintena de inmigrantes que se encaramó ayer a la valla con la intención de entrar en nuestra ciudad fue finalmente devuelta a Marruecos.
Poco después de las nueve de la mañana, un grupo de entre 150 y 200 subsaharianos intentó pasar a Melilla saltando la alambrada por la zona de Rostrogordo. La intervención de la Guardia Civil y la Policía marroquí evitó el salto. Sin embargo, un grupo de unas sesenta personas trató de subirse a la verja para entrar en España. La mitad fue atrapada por los agentes marroquíes y subida a un autobús, según testigos presenciales. La otra mitad logró su primer objetivo, coronar la alambrada, pero no consiguió finalmente ‘pisar’ suelo español.
Un fuerte operativo de Guardia Civil se trasladó hasta el lugar de los hechos, donde decenas de periodistas aguardaban también a la espera de que los inmigrantes decidieran qué hacer. Ni los agentes del lado español, ni los militares que esperaban en la parte marroquí actuaron. Todos estaban expectantes a que los subsaharianos tomaran una decisión.
El primero en descender fue un subsahariano que tuvo que ser atendido por sus propios compañeros y agentes de la Guardia Civil tras sufrir una lipotimia. Él fue el único que ayer consiguió su objetivo de entrar a España. Una ambulancia del 061 lo trasladó hasta el Hospital Comarcal para que recibiera asistencia sanitaria, tanto por la lipotimia, como por los cortes y rasguños que tenía tras el intento fallido de salto de unas horas antes.
El resto de sus compañeros se quedó sobre la alambrada, gritando ‘libertad, libertad’ o ‘España, España’. El cansancio y la desesperanza fueron poco a poco haciendo mella en los subsaharianos. Pasadas las dos de la tarde, el primer grupo decidía descender del vallado. Los agentes de la Guardia Civil, que los ayudaron en la bajada, los condujeron después a la zona de entrevallas, donde los militares marroquíes se hicieron cargo de ellos. Una hora más tarde, casi la totalidad de los que quedaban en la verja seguían a sus compañeros. Ya sabían que iban a ser conducidos de nuevo al otro lado de la valla, tras más de cinco horas aguantando sobre la última de las vallas que los separaba de nuestro país, pero las fuerzas no les permitían seguir arriba.
A esa hora, alrededor de las 15:00 horas, ya sólo unos diez subsaharianos permanecían sobre la verja. En ese momento, la Guardia Civil pidió a la prensa, que llevaba desde primera hora de la mañana esperando el desenlace, que abandonara la zona. No hubo explicaciones, aunque muchos creen que fue una forma de que los pocos inmigrantes que quedaban se desanimaran al ver que las cámaras se marchaban. Minutos después la prensa pudo volver y otro grupo descendió. Poco antes de las siete de la tarde, los dos últimos subsaharianos cedían tras casi diez horas de resistencia. Bajaron por la escalera que los agentes de la Benemérita habían colocado en la valla. Eran los últimos que pasaban la por la puerta que les llevaba de nuevo a Marruecos. Cansados y con los músculos entumecidos, ponían fin a una ‘aventura’ sin final feliz para ellos.
Es la segunda vez en menos de una semana que se repite la imagen de ayer. El pasado viernes otro grupo de inmigrantes se subió a la valla con la intención de entrar en nuestro país. En aquella ocasión, al igual que ayer sólo un inmigrante consiguió entrar, tras horas subido en una farola.
Cruz Roja no pudo llegar ayer a la valla, “porque no era necesaria”
El responsable de Cruz Roja en Melilla, Enrique Roldán, afirmó ayer en declaraciones a El Faro que una ambulancia de la entidad, que es la que habitualmente se encarga de la atención a los inmigrantes en los intentos de entrada, se desplazó hasta la zona de los hechos tras producirse el intento de salto masivo. Sin embargo, una vez que llegaron hasta el lugar porque los agentes les informaron de que “no eran necesarios” y los efectivos sanitarios tuvieron que marcharse. Cruz Roja no volvió a tener noticias sobre los hechos en todo el día, a pesar de que muchos de los subsaharianos que fueron descendiendo de la alambrada a lo largo de la mañana y la tarde tenían cortes, contusiones y otras heridas. Es la primera vez que se considera ‘innecesaria’ la ayuda de estos efectivos. Cuando los inmigrantes consiguieron descender de la alambrada, tuvieron que ser los propios agentes de la Guardia Civiles los que los atendieran, antes de conducirlos a la zona de entrevallas ,donde fueron entregados a las Fuerzas de Seguridad del país vecino.