Puede decirse que el 2014 ha sido el ‘annus horribilis’ para Melilla en materia de inmigración. La presión migratoria que empezó a aumentar el año pasado se ha disparado en este 2014 que ya acaba.
Los datos sobre las entradas irregulares en la ciudad autónoma constatan que la crisis vivida en 2005 casi quedará para el recuerdo. Este año han logrado su objetivo de entrar en la ciudad de forma irregular cerca de 5.000 inmigrantes, de ellos, menos de la mitad lo hicieron saltando la valla. No obstante, alrededor de 20.000 subsaharianos ha intentado entrar así en Melilla.
Por una parte, hay que destacar que los intentos de entrada por la valla han disminuido este año, pero los grupos han sido más numerosos. Salvo en dos ocasiones que lograron entrar en la ciudad cerca de un millar de subsaharianos, el resto han entrado muchos menos o ninguno. Parte de la presión migratoria en el perímetro fronterizo se ha visto aliviada por la intervención de las Fuerzas Auxiliares marroquíes. Asociaciones de guardias civiles y sindicatos policiales ya lo han venido advirtiendo a lo largo de estos años: Si Marruecos colabora, no hay saltos.
Pero la realidad que muestran los datos del balance de inmigración que hoy ofrece El Faro a sus lectores pone de manifiesto que más de la mitad de la entrada irregular de inmigrantes ha sido a través de los pasos fronterizos, especialmente, Beni Enzar.
Es el “agujero” al que el delegado del Gobierno, Abdelmalik El Barkani, se refería hace algunas semanas en estas páginas. Recalcaba que las obras de mejora ejecutadas en el paso fronterizo venían a reforzar la seguridad, lo que implicaría una mejora en este sentido.
No parece que esté siendo así. La mayoría de los inmigrantes que accedieron este año por los pasos fronterizos son de nacionalidad siria. Utilizaban pasaportes marroquíes manipulados, un método que ahora ya carece de sentido tras la apertura de la oficina de asilo en la misma frontera de Beni Enzar.
Las entradas de estos inmigrantes por Beni Enzar no han cesado y de hecho, se han incrementado y son más numerosas con la puesta en marcha de la oficina de asilo. El pasado fin de semana, la UFP denunciaba la falta de efectivos para atender a los sirios que solicitan asilo en la oficina de Beni Enzar, especialmente, porque justamente hace una semana entraron 30 inmigrantes de esta nacionalidad en solo un día.
El CETI cerrará este año con 1.300 inmigrantes acogidos, muy lejos del récord marcado hace unos meses, cuando acogía a más de 2.000. El 60% son de nacionalidad siria, lo que da cuenta de que Beni Enzar, que es por donde entran, en su mayoría familias, sigue siendo ese “verdadero agujero” de la inmigración, como decía El Barkani.
A pesar de que este año ha estado marcado y protagonizado por la inmigración irregular, España es el quinto país receptora de migrantes, como destacaba ayer el director adjunto de la Agencia europea Frontex, Gil Arias. Mientras que al territorio español han llegado un total de 7.000 inmigrantes, esta cifra no es comparable, por ejemplo, con Italia, con más de 160.000 llegadas.
El efecto positivo de todo este análisis es que las instancias europeas parecen estar más concienciadas con la problemática de la inmigración irregular y, en especial, de sus causas: La inestabilidad en los países de origen y la falta de control en los países de tránsito.
El inconveniente es que el director adjunto de la Agencia Frontex se muestra pesimista con la evolución que tendrán los flujos migratorios. Apela a la “inteligencia” de la UE y los estados miembros, por una parte, para “evitar la pérdida de vidas” y, por otra, para contribuir a la estabilidad social y política de los países de origen de estos inmigrantes. El perfil ha cambiado y a la huida del hambre y la pobreza se suman ahora los conflictos bélicos. Recalca Gil Arias que “si no se encuentran soluciones en los países de origen y tránsito, todo seguirá igual”.
¿Podrá Melilla encarar un 2015 igual que el 2014?