LA POLICÍA Local de Melilla impuso durante el pasado fin de semana 153 denuncias por incumplir las normas impuestas para evitar contagios de coronavirus. Incluso detuvo a una persona por desobediencia que no acataba las órdenes sanitarias.
Las denuncias abarcan todo tipo de incumplimientos, desde no portar la mascarilla hasta incumplir con el horario de confinamiento nocturno, pasando por la celebración de reuniones con más personas de las permitidas. Una panoplia de irresponsabilidades incomprensibles teniendo en cuanta la grave situación de contagios que está viviendo la ciudad.
Ayer mismo, Melilla ha registrado la muerte de otras dos personas a causa del Covid-19. Ya son cuatro víctimas mortales en tres días y 58 desde que comenzó la pandemia. A nivel nacional, el pasado fin de semana ha sido uno de los más trágicos desde que comenzó la pandemia: 909 personas perdieron la vida por el coronavirus.
Con estos datos es difícil entender a quienes se niegan a colaborar en la erradicación del virus e insisten en no acatar unas normas que están dispuestas para proteger la salud de todos.
153 melillenses, si no más que no han sido detectados por la Policía, no pueden jugar con la salud de toda una ciudad. Todos, como sociedad, debemos censurar este tipo de comportamiento cuando lo presenciemos, aquellos que nos están poniendo en riesgo deben recibir un reproche social que les haga ver que no están haciendo lo correcto.
Los sanitarios está dejándose la piel por cuidar de la salud de todos, lo menos que les debemos es ser responsables y no complicar aún más su trabajo con contagios que pueden ser fácilmente evitables si no nos comportamos de una manera egoísta.