Quedan muy pocos días para culminar, antes del decisivo día del próximo domingo, una contienda electoral en la que muchos se atreven a decir que no hay nada decidido.
Y es que son ocho las formaciones políticas que están luchando para alzarse con la Presidencia de la Ciudad, lo que hace más difícil que pueda llegarse a una mayoría absoluta como a las que estamos acostumbrados en esta ciudad.
Ha sido una campaña en la que la palabra ‘convivencia’ se ha repetido en la mayoría de los discursos de estos partidos que abogan porque esta cualidad se siga conservando en nuestra ciudad.
También ha sido tiempo de anticiparse a los hechos y de presumir pactos o coaliciones antes de saber lo que el electorado va a decidir el próximo 26 de mayo. Quizás debido a esta incertidumbre y como una forma de aseverar que no hay nada decidido, que muchas veces las encuestas no se ajustan demasiado a la realidad y que, al final, la última palabra es del votante.
El próximo domingo se juegan los designios de la ciudad para los próximos cuatro años y, parece ser, que es la primera vez que la gente no sabe qué va a pasar. Preguntas por las calles, a conocidos y hay miles de cábalas, de ideas y de posibles resultados, pero aquí nadie sabe a ciencia cierta quién ocupará la Presidencia.
Todo esto nos deja ver que en esta cita, más que nunca, hay que salir a votar, porque cada una de las papeletas contará para el resultado final.
Además, no sólo hay que pensar en la elecciones locales, que obviamente son las que más nos importan, sino también que hay que decidir la composición del Parlamento Europeo. Y es que las elecciones europeas están pasando demasiado desapercibidas, cuando en el caso de Melilla, muchas de las inversiones que se hacen en nuestra ciudad provienen de Europa, así que es primordial decidir quién asumirá esa responsabilidad a partir de ahora.