El director territorial del Ingesa, Francisco Robles, reconoció ayer que faltan especialistas en el Comarcal para atender el número creciente de partos (unos 3.000) que registra cada año el hospital. Por eso, dijo, pedirá un anestesista para cubrir el incremento de cesáreas no programadas.
Ya era hora. Cualquier mujer que haya dado a luz en Melilla sabe que los paritorios dejan mucho que desear. Cuando hay picos de nacimientos, los padres se quedan sin poder ver nacer a sus hijos porque al estar colapsada la sala, no tienen forma de acompañar a sus esposas sin incomodar a la usuaria de la camilla contigua.
Lo que en la península es normal y hasta romántico, en Melilla es desagradable.
Ayer, por fin, el director territorial del Ingesa reconoció que no sólo falta un anestesista, sino también un oncólogo, un endocrinólogo, un psiquiatra, dos obstetras, una matrona y dos enfermeras.
Eso significa que actualmente esos servicios están desbordados y ahora mismo no sabemos si van a cubrirse esas plazas porque estaba previsto en los presupuestos de 2016 o porque dentro de un mes tenemos elecciones generales.
Con todo el revuelo que se ha montado en la península por la muerte de varios bebés por tos ferina, ayer nos desayunamos con que el Ministerio de Sanidad recomendó a las comunidades autónomas en junio pasado que suministraran la vacuna a las embarazadas para proteger s sus hijos. Y sin embargo nadie lo ha hecho.
Según la Ciudad Autónoma, el Ingesa debería ocuparse de suministrar estas vacunas, pero el Instituto de Gestión Sanitaria dice que ése no es asunto suyo. Así que Salud Pública, que depende de la Consejería de Presidencia, ha decidido asumir el gasto (unos 15.000 euros) y vacunar el año que viene a 1.200 gestantes contra la tos ferina.
No nos tranquiliza saber que el Ingesa y la Ciudad no se ponen de acuerdo sobre quién debería costear las vacunas de la tos ferina a las embarazadas. Y que conste que, en Melilla, en cuestión de vacunas, no podemos quejarnos. Basta con mostrar la libreta infantil de vacunación de la ciudad en la península para dejar boquiabierto a todo el mundo.Tenemos un calendario envidiable, pero por lo visto, no se lo debemos al Ingesa.