Cuando en abril de 2020 Marruecos se declaró por ley dueño y señor de "los derechos soberanos y exclusivos" sobre los recursos marinos de aguas cercanas a Canarias, todos vimos el peligro y entendimos el desafío, pese a que el Gobierno de Pedro Sánchez quitó hierro al asunto y la ex ministra Arancha González Laya se limitó a decir que tomaba nota y que estaba valorando lo ocurrido.
A ese primer paso, le han seguido muchos más, cada vez más atrevidos y con el único fin de poner en tela de juicio no sólo la españolidad de las aguas canarias, también la españolidad de las ciudades de Ceuta y Melilla. En el fondo ponen contra la pared a nuestro Gobierno con la intención de presionar hasta conseguir lo que buscan: que reconozcamos lo que ellos llaman sus provincias del sur, el Sahara Occidental.
Tras el fracaso de la Marcha sobre Ceuta, Rabat ha redoblado esfuerzos, ahora con la autorización de piscifactorías en aguas de las Islas Chafarinas que hasta ahora había respetado. Para montar las jaulas contrató a una empresa con sede en Cataluña y capital noruego. No dan puntada sin hilo.
No contento con eso, Marruecos ahora pretende montar piscifactorías en las inmediaciones de Melilla. Me niego a entrar en el debate pro marroquí de si son o no son nuestras aguas. No estamos hablando de tensiones con Afganistán o Myanmar, que pasan por ser dos de los países más aislados del mundo. Estamos hablando de nuestro vecino y el país del que España es el proveedor número uno (junto con Portugal).
Vox ha hecho todas y cada una de estas denuncias, pero hasta que no salió en El País, nuestro Gobierno no se dio por enterado y reaccionó enviando una nota verbal a la embajada de Marruecos en España.
Justo una nota verbal mandó también España a Marruecos cuando la Marina Real Marroquí asesinó en 2013 a los melillenses Emin y Pisly, en aguas de Punta Negri. Ocho años después sus padres siguen reclamando la detención de los autores de ese crimen.
Primero nos mataron a esos dos niños y ahora se ponen a criar lubinas, doradas o atunes o vaya usted a saber qué cerca de nuestras costas. ¿Qué quiere Marruecos? ¿Que le demos vía libre en el Sáhara para que después venga a por nosotros?
Si como dicen las autoridades marroquíes, el territorio saharaui son sus provincias del Sur ¿para qué necesita la bendición de España?
Este lunes, el ministro de Exteriores de Marruecos estuvo en Estados Unidos y no consiguió lo que buscaba: que Biden reafirmara el reconocimiento del Sáhara como territorio marroquí que le dio Trump en diciembre del año pasado.
El discurso americano ha sido ambiguo. Biden estaba de baja por la colonoscopia en la que le extirparon un pólipo benigno y Marruecos se vino con el mismo discurso que ya tenía asegurado antes de darse el viaje a América: que su plan para el Sáhara es "realista y creíble".
Lo que ha tenido menos publicidad es que Estados Unidos celebra los próximos días 9 y 10 de diciembre una cumbre internacional por la democracia y Marruecos no está entre los 110 invitados a la videoconferencia de la Casablanca.
Ese detallito ha quedado opacado con el acuerdo que este miércoles firmaron Israel y Marruecos en materia de Inteligencia y ciberseguridad. No me imagino a un experto del Mosad israelí entrenando a un mejani. Eso tiene que ser, como mínimo, folclórico y viral.
El caso es que el presidente de la Gestora de Vox en Melilla, José Miguel Tasende, ha pedido a la ciudad que celebre un pleno extraordinario urgente para reclamar al Gobierno de Sánchez que ponga freno a las intrusiones de Marruecos.
Algo me dice que ese pleno no se convocará so pretexto de que lo pide Vox, pero todos sabemos que no interesa porque España no quiere subir el tono y tensar una cuerda que está a punto de reventar.
No nos hizo gracia el incidente, cualquier que haya sido, de un barco marroquí y un buque español en el puerto de Melilla. No nos hacen gracia las piscifactorías de las Islas Chafarinas, ni las de Beni Enzar. Pero tampoco nos hace gracia que ante todo ese atropello respondamos con una nota verbal.
Hay que dejarle claro a Marruecos que ese no es el camino. Se le olvida que España es Europa y que la UE es su principal socio comercial. Alemania ha emitido una alerta por el alto contenido en fosfatos de los pimientos marroquíes. No entiendo cómo esos productos sin controles sanitarios atraviesan nuestras carreteras.
Ya está bien de mirar para otro lado. Tenemos la responsabilidad de mantener la paz, pero por encima de todo, tenemos la responsabilidad de defender la soberanía española. ¿Lo estamos haciendo? Me gustaría saber qué piensa el PP de todo esto.
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