Antes de que se cerrara la frontera en marzo de 2020, el contrabando, mal llamado comercio atípico, consistía en llevar la mercancía a Marruecos cruzando la frontera sin ningún tipo de impuesto o arancel del que se beneficiaban unos pocos comerciantes y se explotaba a muchas jóvenes marroquíes que aparentaban tener 60 años. Numerosas furgonetas descargaban su mercancía en los aledaños del paso fronterizo del Barrio Chino para que las sufridas porteadoras cargando a sus espaldas pesados fardos cruzaran el paso fronterizo. “Resulta que echando un vistazo con la herramienta informática Google Earth se puede observar dónde están esos vehículos apiñados”, asegura el secretario de Vox Melilla, Javier Diego.
El problema radica en que esos cientos de vehículos, según la Ordenanza sobre tráfico, circulación de vehículos a motor y seguridad vial de la Ciudad Autónoma de Melilla, al llevar casi tres años en el mismo lugar, “seguramente sin haber pasado la ITV”, se pueden considerar vehículos abandonados, lo que conllevaría la intervención de la Ciudad Autónoma. Pero, ese motivo no es el más grave, “pues dada la antigüedad de muchos de esos vehículos, el suelo se puede estar contaminando, y ahí entraría la Ley 7/2022, de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados para una economía circular”, subraya Diego.
Estos vehículos dependiendo de su antigüedad, sin su mantenimiento correspondiente, al no estar protegidos de la intemperie y sin sistemas de retención de vertidos y derrames se convierten en residuos peligrosos que afectan a la salud humana y al medio ambiente. Por ejemplo, el potencial contaminante del aceite usado del motor “es enorme si tenemos en cuenta que con tan sólo dos litros son capaces de contaminar toda el agua de una piscina olímpica y un solo litro puede contaminar la superficie de un campo de fútbol”, recalca el dirigente local.
“El primer objetivo de cualquier política en materia de residuos debe ser reducir al mínimo los efectos negativos de la generación y gestión de los residuos en la salud humana y el medio ambiente”, asevera la formación. En relación con todo esto, surge una pregunta: “¿Dónde están esos cientos de furgonetas que servían para desde los almacenes llevar los fardos hasta la frontera?”, cuestiona el secretario. Por todo lo expuesto, desde Vox Melilla “solicitamos la intervención de los servicios públicos que correspondan para evitar males mayores”. “No se puede permitir que este cementerio de vehículos pueda afectar a la salud de todos los ciudadanos”, sentencia Diego.
Ke vas a esperar de semejantes si no entienden de nada y menos de medio ambiente
Muy acertada la propuesta de VOX, esos vehículos deben de se desguazado y trasladados a península como chatarra, son inservibles y contaminantes para el medio ambiente. Que tome nota el consistorio gobernante, si es que tienen tiempo para ese asunto.