El vicepresidente tercero de la Ciudad Autónoma, Daniel Ventura, respondió al presidente y diputado de Vox, en el pleno de este viernes sobre la posibilidad de que acoger menores inmigrantes no acompañados –en concreto, dijo que 175-, que, en principio, no será así, ya que “Melilla no es una ciudad receptora, sino al contrario”.
Tasende se alegró de tener esa noticia, pero aprovechó para deslizar que ya se están recibiendo, la mayor parte provenientes de Marruecos y de Argelia, países que tienen una tasa de paro del 30 por ciento, aunque no mucho mayor, señaló, que la que tiene Melilla.
El dirigente de Vox abogó por estudiar fórmulas para devolver a esos menores a sus países de origen para que puedan estar con sus familias, tal como establece la Convención sobre los Derechos del Niño, de 1989, promulgada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) con una serie de derechos para ellos, incluidos los relativos a la vida, a la salud, a la educación y a jugar, así como el derecho a la vida familiar, a estar protegidos de la violencia, a no ser discriminados y a que se escuchen sus opiniones.
Sin embargo, Ventura le recordó a Tasende que no son más que niños y que España es “un país solidario y comprometido con las leyes”, por lo que el deber de la Ciudad es atender a los menores que llegan.
En cualquier caso, indicó que debería haber un control por parte del Gobierno central como responsable de la inmigración y abogó por “un reparto solidario, pero con financiación” para poder atenderlos por parte del Ejecutivo de Pedro Sánchez. Además, aprovechó Ventura para recordar que Melilla tiene un déficit de infraestructuras que el Gobierno debería subsanar.
En definitiva, “atención a los menores con dignidad, pero con la ayuda del Estado”, concluyó el vicepresidente de la Ciudad Autónoma.
También preguntó Tasende sobre la construcción, “en estado semi ruinoso”, adosada a la muralla de Melilla la Vieja, en el Mantelete, y que es Bien de Interés Cultural. En este sentido, sugirió trasladarlo al barrio del Real.
En ese caso fue Miguel Marín quien le respondió, como consejero de Fomento, para decirle que se trata de una mezquita, por lo que hay que tener un especial respeto, y que se demolirá cuando se encuentre otro espacio de la mano de la comunidad musulmana. Así, resumió, antes de derribarla hay que encontrarle una ubicación adecuada.