Los vecinos del Real no aguantan más la invasión de prostitutas que campan a sus anchas y a cualquier hora del día y la noche por las calles de barrio.
Aunque es un problema que viene de lejos, cuando estaba en auge dicha actividad en la calle Mar Chica, la asociación vecinal ha convocado para hoy, a las 20:30 horas, una reunión en la que votarán si van a o no a movilizarse para llamar la atención de las autoridades y reclamar así que la prostitución salga del vecindario.
“Las prostitutas están debajo de mi casa. Se dejan botellas de alcohol, condones y hacen mucho ruido”, comentó ayer a El Faro Said, un vecino de la calle Jiménez Iglesias.
En su opinión, muchas veces las meretrices no son las culpables sino “la chusma que viene a buscarlas y que entra en el barrio con los coches a gran velocidad y montando escándalos”, añade.
Mujeres muy jóvenes
Mustafa, un taxista, señala a este diario que muchas de las mujeres que ejercen la prostitución en El Real son muy jóvenes. “Casi todas son marroquíes, que pasan la frontera con total impunidad y, una vez que están en Melilla, ya no se les puede hacer nada. Como mucho las echan, pero a los quince minutos están de vuelta. Las hay incluso menores de edad”.
Una conocida vecina apodada ‘La Yaya’ señaló ayer a este diario que lleva muchos años viendo los abusos que se cometen en el barrio con las prostitutas. “He visto a peces gordos buscando prostitutas enfrente de mi casa”, comenta.
En esta línea, La Yaya cuenta que ha visto cómo un agente de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad intentaba arrollar a una meretriz, metiéndole la moto entre las piernas. Ella le preguntó a la muchacha que por qué le hacía eso y ésta le contestó que porque era policía y siempre estaba con ella sin pagarle y ese día no quería darle el servicio gratis. “No es algo agradable de ver.
No todos los vecinos culpan a la Policía de que las prostitutas campen a sus anchas por el barrio, como Manuel, que cree que los responsables son “los de más arriba”.
Según explicó, no entiende por qué a veces viene gente de Marruecos con 2.000 euros en el bolsillo a consumir en Melilla y no les dejan entrar en la ciudad. Sin embargo, las prostitutas entran y salen como quieren y no hay forma de espantarlas del barrio.
Mohamedi, por su parte, recalcó ayer a El Faro que él entiende que todo el mundo tiene derecho a buscarse la vida, pero considera que la prostitución debería ejercerse en un sitio retirado y no a la vista de todos, en El Real.
Este vecino ha comentado a a este diario que vivía en la calle Infantas de España, una de las favoritas de las meretrices para captar clientes y tuvo que mudarse, pues las prostitutas están por todas partes, incluso junto al parque infantil situado en esa misma vía (foto).
Al hilo de esta última queja, otro vecino de la zona, Abdil, lamenta que los niños del Real ya hayan aprendido a convivir viendo a mujeres haciendo la calle. “Lo ven como algo normal del barrio, están creciendo con ello”, concluyó.