l Denuncian el poco mantenimiento que recibe el edificio tras el desprendimiento y la suciedad del barrio.
"Mira cómo está la fachada. Vienen un día a trabajar y luego se tiran toda la semana sin volver”. Plantado ante el edificio Averroes, el joven Rachid cuenta a El Faro la escasez de mantenimiento que este inmueble está recibiendo tres meses después del desprendimiento que sufrió su fachada.
En los bajos del bloque hay colocadas algunas vallas, pero no se ve ninguna actividad de reforma. El único movimiento que se advierte es la presencia de Rachid y Julio, otro vecino del lugar.
El derrumbe de parte de la fachada sucedió el pasado 25 de junio en la parte con vistas a la carretera de Tiro Nacional. Afectó a viviendas de las plantas tercera, cuarta, quinta y sexta y sus inquilinos hubieron de ser desalojados durante 48 horas, como informó El Faro en su momento. Tras verificar Emvismesa que la estructura del edificio no estaba dañada, los vecinos pudieron regresar.
Bajo las ventanas de un ala del edificio hay kilos de basura. “La tiran algunos desde sus ventanas”, indica Julio. “¿Y sabes quién las limpia? Los demás vecinos. Esto es como un vertedero”, lamenta.
Julio protesta contra el abandono del lugar por parte de las autoridades y lo compara con zonas más céntricas. “Allí abajo hay obras, rotondas, carreteras... ¿Por qué? Porque ahí está la gente fina y quieren verlo todo bonito. Pero en la periferia no hacen nada. O hay pasta o el pez grande se come al chico. Siempre ha sido así”.
“Vete a cualquier barrio de la periferia y están igual que en éste”, continúa Julio. “¿Quién va a pasar por La Cañada? Allí no hay gente con corbata”, critica.
Una mirada a los bajos del edificio muestra desperfectos en la fachada y un banco totalmente destartalado, que según Julio y Rachid es el único que hay en la zona. “Aquí no hay orden ni ley”, dice Julio mientras descarta sentarse en ese banco lleno de mugre.