Estas vallas amarillas de las fotografías forman parte del mobiliario urbano de muchas aceras de la ciudad. Solo en la calle Castelar hay tres edificios con estos objetos. Los ciudadanos no les echan cuenta e incluso acaban quitándolas con el paso del tiempo. Si están retiradas y echadas hacia las paredes de los inmuebles ni nos damos cuenta cuando pasamos a su lado. Pero la realidad es que son un peligro para los viandantes.
Los Bomberos volvieron esta semana, una vez más, a la calle Castelar no solo para instalar el vallado en un edificio que está en mitad de la calle, sino para atornillarlo en el suelo y evitar que se quiten estos elementos. Y es que son una protección. Los balcones que están vallados son un peligro y pueden caer cascotes a la vía en cualquier momento.
En este caso concreto, además hay un factor extra en este peligro de derrumbe de los decorados del inmueble: se encuentra junto a un callejón que da al barrio de Ataque Seco. Este pasadizo de un metro escaso es muy utilizado por los vecinos para bajar a la calle Castelar o para volver a sus casas desde esta vía. Está tan transitado que los Bomberos se han tenido que afanar para marcar bien que está cortado el uso de esta pequeña callejuela.
De hecho, han tenido que poner una valla en la calle de arriba para evitar que los vecinos pasen hacía la calle Castelar. Y es que los cascotes del inmueble sitiado por las vallas no solo caen de los balcones, sino también de los laterales que dan a este callejón.
Los Bomberos, para evitar que alguien retire estos elementos de seguridad, han taladrado las vallas al suelo y han puesto precinto entre ellas para que no puedan moverse. De esta manera, quien desee pasar por ahí, va a tener que saltar estos elementos amarillos.
Pero es que son muchas las ocasiones en las que los vecinos han visto a los Bomberos acudir a esta calle para asegurar las vallas y, con el paso del tiempo, se pierde esa sensación de que puede haber derrumbes y se retiran por los viandantes de la calle. Algunos las empujaban para poder pasar por la acera, ya que los coches aparcan en batería justo bajo el edificio y no hay margen para pasar. En la última intervención de los Bomberos, estos han hecho un pasillo fijando al suelo las vallas en la acera y en la carretera y dejando un hueco por el que los transeúntes podrán ir y venir sin miedo a que les caigan cascotes o a ser atropellados al tener que ir a la carretera por falta de espacio.
Y ¿qué puede hacer la Administración local ante esta situación? El consejero de Infraestructuras, Rachid Bussian, explicó a El Faro que ante este tipo de situaciones, lo primero es avisar a los Bomberos para acotar la zona y evitar el peligro inminente que puede suponer la caída de cascotes para los ciudadanos desde un edificio.
Luego desde la consejería se hace una orden de reparación inmediata o bien de llevar a cabo las actuaciones necesarias para eliminar el peligro que pueda haber de derrumbe en el inmueble, indicó Bussian.
“Si el dueño no actúa en consecuencia, la consejería, además de la correspondiente sanción, hace una acción sustitutoria para evitar que caiga el edificio. Se genera, por lo tanto, un expediente de urgencia”, indicó el consejero de Infraestructuras.
Además, explicó que en el caso de que haya un riesgo inminente de ruina muy elevado, se actúa por la vía de emergencia desde la Ciudad.
Bussian comentó que siempre van primero los Bomberos y luego son los técnicos de la consejería los que ven si hay peligro de derrumbe o no o si hay que hacer una acción determinada. En todos estos casos, afirmó el consejero siempre se avisa a los propietarios de los edificios. Aunque lo cierto es que muchas veces no aparecen porque hay algunos edificios abandonados, añadió el titular de Infraestructuras. Es en estos casos cuando se actúa con una acción sustitutoria.