Asistimos los españoles a las vacaciones más caras de la historia. La subida de los precios no solo ha afectado al gas, la electricidad, la gasolina o la cesta de la compra sino que ha terminado por introducirse en cualquier aspecto de nuestra vida, como hoteles, restaurantes, bares y chiringuitos, que son nuestro principal destino para pasar el descanso estival.
No falla el día en que los informativos de las televisiones nacionales se hacen eco de lo caro que está el turismo en España. Aún así, se prevén ocupaciones de más del 80% en los destinos favoritos ubicados en el Mediterráneo o en las Islas Canarias.
Con esto de la subida de los precios salir de vacaciones se nos pone complicado y no solo porque el transporte esté fallando más de lo previsto.
¿Qué es lo que podemos hacer para poder pagar unas vacaciones? Simplemente, recortar el número de días en la península, como están haciendo miles de nuestros compatriotas, o, si la cosa está muy achuchada, quedarnos en Melilla y disfrutar de sus playas, bastante buenas por cierto.
Vacacionar en la ciudad es una opción interesante para muchos ciudadanos. Se puede hacer una cosa mixta, de manera que se ahorra el dinero del hotel pero se puede salir a comer fuera después de unos baños en la playa. El caso es descansar lo mejor posible y asemejarlo lo máximo a unas vacaciones fuera de la ciudad.
Y si el conjunto de los melillenses tenemos complicado eso de irnos de vacaciones como quizás hacíamos antes, peor lo tiene la comunidad musulmana que vienen de pasar su Pascua Grande y de hacer un esfuerzo económico importante para celebrar las que también han sido las fiestas más caras que se conocen.
Por eso no está de más insistir en que Melilla tiene también sus atractivos de cara a las vacaciones de verano: buenas playas, 'roqueo' para los que prefieren la aventura, una magnífica oferta hostelera y la ventaja de no hacer un gasto excesivo.
Siempre está también la opción de salir a Marruecos, a pesar de la frontera. Cerca de Melilla el vecino país tiene posibilidades que pueden tenerse en cuenta como los resorts de Saidia o las preciosas playas salvajes al otro lado del cabo, donde disfrutar con una buena tienda de campaña y los productos frescos que ofrece el lado marroquí de la frontera, como sus exquisitos pescados.