El líder de la formación, Emilio Guerra, dice que “es sospechoso el miedo que tiene Imbroda a debatir públicamente con la oposición”. Unión, Progreso y Democracia, en nota de prensa, pidió ayer al conjunto de fuerzas políticas de la Asamblea de Melilla, “un ejercicio de responsabilidad y el desempeño riguroso de las obligaciones que les fueron atribuidas por los ciudadanos en las urnas”.
El candidato a la alcaldía por la formación magenta, Emilio Guerra, volvió a insistir en la urgente necesidad de arbitrar medidas para que los próximos comicios electorales de mayo, “se lleven a cabo dentro de las reglas democráticas y el juego limpio”.
UPyD se mostró favorable a las propuestas de Coalición por Melilla en el último Pleno de Control al respecto de ofrecer a los ciudadanos debates públicos en la televisión local con todas las fuerzas políticas que tienen presencia activa en la ciudad. Guerra comentó la “actitud negativa e intransigente” que mantiene el Ejecutivo de Imbroda a este respecto, cuando “rechaza de plano los referidos encuentros”. El upedista calificó esa postura de “dictatorial y vergonzosa para quienes dicen ser demócratas y liberales, pero que no tienen ni idea del sentido de esas palabras”.
El sistema actual y la partitocracia que lo pervierte, a juicio de Guerra, pretende “eliminar cualquier control o significación de los ciudadanos, salvo para engañarlos en las urnas cada cuatro años”. Por ello, insistía, el actual poder en manos de Imbroda, trata de dar una información “sesgada y enlatada, evitando que los ciudadanos tengan los elementos de juicio necesarios para formarse una opinión objetiva y veraz”.
“Creo que Imbroda y el PP se equivocan manteniendo esa postura”, subrayó el líder de UPyD, ya que “sería relativamente fácil desmontar a una oposición torpe y sin credibilidad”. “Algo debe temer Imbroda y los suyos, algo tratan de esconder, cuando no se atreven a debatir”, matizó.
Para finalizar, Guerra dijo ver demasiadas “nubes negras” en la gestión política de una ciudad que producen un sentimiento ciudadano de rechazo y levantan “toda serie de dudas sobre la salubridad, rectitud y comportamiento moral de sus políticos y dirigentes”.