Se contempla con impaciencia, desde los países de la Unión Europea y de los de la Alianza Atlántica, la falta de resolución del conflicto abierto en Ucrania como consecuencia de la invasión de dicho país por parte de Rusia el pasado 24 de febrero de 2022, del que ya se han cumplido, por tanto, más de 1000 días. No parece que se pueda vislumbrar, a día de hoy, una salida al mismo que pueda ser aceptable por ninguna de las partes. Ambas aparentan mantener su capacidad bélica y su determinación de no abandonar ninguna de sus demandas máximas.
Muchas opiniones se ponen de manifiesto, en nuestras sociedades, aproximándose a opciones diversas sobre los posibles desenlaces de este conflicto. Partiendo de un reconocimiento general de la culpabilidad de Rusia de la vulneración de una frontera internacional con medios de guerra pesados, hay analistas que responsabilizan a occidente de haber dado pasos previos que, de alguna manera, pudieran haber “provocado” la “reacción” rusa, en términos de un apoyo previo a los actuales gobernantes ucranianos.
En cualquier caso, ese análisis de las posibles motivaciones previas al conflicto, no parece tener impacto en la actualidad, habida cuenta de que lo realizado por ambos beligerantes en el campo de batalla, no permite ofrecer muchas posibilidades a un eventual detenimiento de las hostilidades, abriéndose ninguno de ellos a la renuncia a determinados logros que tantos esfuerzos, tantos recursos de todo tipo y sobre todo tantas vidas humanas han requerido.
El pasado fin de semana tuvo lugar en la localidad canadiense de Montreal, la celebración de la sesión plenaria anual de la Asamblea Parlamentaria de la OTAN. La Asamblea congrega a 281 parlamentarios de los 32 países de la Alianza y se estructura en una mesa de dirección y cinco Comisiones en las que se distribuyen los parlamentarios de todas las delegaciones nacionales.
El denominador común general, una vez más, en todas y cada una de las Comisiones fue el respaldo sin fisuras al mantenimiento del apoyo a Ucrania por parte de los países miembros de la OTAN. En la actualidad, aparte de aportaciones puntuales de recursos materiales (bélicos y humanitarios) y financieros, los países miembros de la Alianza, en su conjunto, aportan cuarenta mil millones de dólares anuales a Ucrania para su defensa, lo cual significa un importante esfuerzo en su conjunto, para sospechar que los países de la OTAN están pensando en aligerar el respaldo que prestan. Se debatieron y aprobaron 16 informes, sobre asuntos diversos pero todos ellos con el mismo trasfondo del apoyo a Ucrania, tres por cada comisión, más uno del Grupo Especial del Mediterráneo y Oriente Medio y cinco Resoluciones, una por Comisión.
Tanto los informes como las resoluciones se encuentran disponibles de forma abierta en la página web de la Asamblea Parlamentaria de la OTAN.
En la ceremonia de clausura, que tuvo lugar el pasado lunes día 25 de noviembre, se emitió un mensaje de respaldo sin fisuras a Ucrania en su lucha por defender su país frente a la invasión rusa.
El primer ministro canadiense, Justine Trudeau, que actuaba como anfitrión, interpretó el ataque ilegal de Rusia sobre Ucrania como un acto propio de potencias autoritarias que persiguen destruir el orden internacional basado en reglas y resaltó la obligación de los aliados de mantenerse firmes en el respaldo a la lucha de Kiev. En sus propias palabras, “después de 1000 días de fracaso, Putin debe entender que sus intentos de intimidación sólo fortalecen el coraje de los ucranianos y potencian la solidaridad de los aliados de Ucrania, como los países de la OTAN”.
En un mensaje grabado y emitido en la sala, el Secretario General de la OTAN, Mark Rutte, solicitó apoyo parlamentario de los países aliados para tres prioridades claves: potenciar la defensa de la OTAN para garantizar la disuasión, apoyar a Ucrania en su lucha contra Rusia y sus aliados y afrontar los retos globales que se oponen a las democracias en el mundo. “Enfrentamos un mundo más peligroso e incierto. Hay guerra en Europa. Vemos a China, Irán, Corea del Norte y Rusia uniendo sus fuerzas para debilitarnos y las amenazas continúan cruzando límites, desde el terrorismo a los ciberataques. Es vital que la OTAN sea más fuerte, capaz y ágil”, dijo.
El Secretario General Adjunto en funciones, el alemán Boris Ruge, enfatizó la necesidad de que los gobiernos aliados incrementen sus presupuestos de defensa hasta más allá del 2% de sus PIB,s., como un suelo mínimo desde el que garantizar su defensa. Aún hay 9 aliados de los 32 que no cumplen este requisito, España entre ellos.
Por su parte, el presidente del parlamento ucraniano, Ruslan Stefanchuk, se dirigió a los más de 260 parlamentarios presentes, manifestando que “la OTAN debe cerrar los huecos que permiten a Rusia evadir las sanciones, levantar las restricciones que impiden a Ucrania usar las armas que reciben contra objetivos militares rusos en territorio ruso y ofrecer una invitación a Ucrania para unirse a la Alianza, tan pronto como sea posible”. “Una invitación sería una potente motivación para la sociedad ucraniana, especialmente para nuestros combatientes en el frente”.
Por último, el recién elegido presidente de la Asamblea Parlamentaria de la OTAN, el socialista portugués Marcos Perestrello de Vasconcellos, vicepresidente de la Asamblea Nacional de Portugal, dijo que “los legisladores juegan un papel crucial en impulsar a los gobiernos para incrementar y acelerar el apoyo a Ucrania, incluyendo el avance en el camino de Ucrania hacia su pertenencia a la OTAN.
Como conclusión de todo ello, parece evidente que los representantes parlamentarios de los países de la OTAN no contemplan aligerar el respaldo y el apoyo que sus respectivos países están proporcionando a Ucrania, sino, antes bien, perseverar en el mismo, en el entendimiento de que lo que se libra en Ucrania es una guerra en defensa de los valores democráticos frente a una autocracia.
Desde esa perspectiva, más bien que frente a un conflicto que se extingue, nos encontramos ante una guerra que no acaba.