Lo vivido ayer en Ceuta es gravísimo. La falta de respuesta oficial al nivel requerido, también. Marruecos miró hacia otro lado, no intervino y alentó una marcha continuada de personas hacia la ciudad hermana que no ha terminado. Anoche seguían entrando más mientras que los agentes del vecino país sencillamente no realizaban sus funciones de control y ponían en peligro a sus propios nacionales. Ya hay un fallecido, la Guardia Civil salvó la vida a hombres y mujeres, también a niños que nadaban solos. Fue una situación de caos que se enmarca en ese aviso dado por Marruecos a España en lo que se denominado caso Ghali y que ha evidenciado que la respuesta oficial no ha sido la suficiente. Primero en las formas -el silencio ha sido demoledor y no ha habido ninguna comparecencia oficial de la Delegación del Gobierno lo que resulta imperdonable-; después en lo práctico: ¿de qué vale que se anuncien más llegadas de agentes si llega la noche y la nave del Tarajal ya no sirve de nada mientras que cientos de personas merodean por toda la ciudad buscando donde dormir? Se ha provocado un riesgo sin parangón que ha sorprendido a Ceuta sin medios y sin capacidad de reacción. Y esto es muy grave, es gravísimo porque la ciudadanía no se siente segura, está desconcertada y ve cómo en cuestión de horas puede cambiar todo sin que se haya reaccionado.
No, no sirve un mensaje de WhatsApp enviado por la Delegación del Gobierno para decir que llegarán más guardias y policías. ¿Para qué?, ¿acaso pueden hacer algo si quienes llegan a Ceuta son cientos de niños y mujeres con bebés en sus brazos?, ¿acaso pueden reaccionar ante situaciones provocadas expresamente por Marruecos para reírse de España a costa de Ceuta y para dar un aviso de lo que puede ocurrir?, ¿son tan ilusos que vendiendo la llegada de agentes o el blindaje del Ejército, creen que aportan seguridad?, ¿ante quiénes, ante familias al completo, qué les van a hacer, acaso no se es consciente de lo que ha ocurrido? Marruecos ha choteado al Gobierno de España y lo ha hecho lanzando una seria advertencia que ha terminado bloqueando, con un gesto, Ceuta. Y que se haya podido hacer es imperdonable y requiere de inmediato una comparecencia oficial para hablar con claridad de todo. La ciudadanía permanece atónita a lo ocurrido, no se siente ni segura, ni protegida y la Delegación calla y el Gobierno de la Nación es capaz de poner a una ministra de Asuntos Exteriores que dice que Marruecos no presiona mientras entran miles y miles de personas, sin parar, y mientras se difunden vídeos de más llegadas, de cómo jóvenes de distintos barrios los abandonan para emprender camino a Ceuta. ¿Se puede mayor despropósito?
No se ha estado al nivel requerido y Ceuta se ha situado como la víctima de una tensión diplomática provocada por un Gobierno que no ha sabido abordar, ni tratar un asunto de este calado. ¿Dónde está el presidente de todos los españoles?, ¿cómo se puede consentir semejante situación nunca antes vista?, ¿hasta dónde nos puede llevar esta grave situación que no tiene freno y de la que nadie da una explicación como se debe?
El 17 de mayo marcará un antes y un después. Un antes y un después ante la consecuencia de un gobierno que, desde Madrid, no ha tenido en cuenta a la Frontera Sur de Europa.