La directora territorial del Imserso, Isabel Quesada, confía en recepcionar las obras a principios del mes de que viene. Mientras se espera la recepción de las obras del futuro Centro de Grandes Dependientes en la calle General Polavieja, la Dirección Territorial del Imserso está en pleno proceso de estudio de las alternativas y opciones existentes para ponerlo en marcha. Su entrada en funcionamiento no parece inmediata, según explicó ayer su responsable, Isabel Quesada, quien apuntó que una empresa privada podría encargarse de la gestión del centro.
Por lo pronto, a finales de este mes de octubre o principios de noviembre, la directora territorial confía en recepcionar las obras, pero faltaría habilitar e instalar todo el equipamiento de las diferentes estancias, como las cocinas y la lavandería, entre otros. No comentó qué pasará con las plantas superiores, que no han sido objeto de la obra en ejecución, pero sí han sufrido en estos meses un desgaste significativo que requeriría de una actuación complementaria.
Quesada insistió en que por ahora el Centro de Grandes Dependientes tendrá que esperar para ver sus puertas abiertas y desconoce en qué fechas se podrá poner en marcha su equipamiento y entrada en funcionamiento.
El pasado mes de junio, la directora territorial ya explicó que todo el equipamiento y mobiliario del Centro de Grandes Dependientes tendría que salir a concurso tras la recepción de las obras, pues las instalaciones deben tener las infraestructuras suficientes para atender a personas con diferentes tipos de discapacidad.
Ya entonces, Quesada barajó la posibilidad de abrir el Centro parcialmente, pues aún queda por determinar y aprobar una partida específica para el remozado y adecuación de las dos plantas superiores. La directora territorial estimó que se debería reservar para esta actuación un millón de euros y se comprometió el pasado junio a “luchar” por conseguir sacar adelante este proyecto para aprovechar al máximo las instalaciones de la antigua residencia de mayores.
“Voy a intentar que se incluya en los presupuestos del próximo ejercicio, pero no puedo prometer nada, porque la situación es la que es”, refirió Quesada.
Fue así como la directora territorial confirmó las quejas de Comisiones Obreras, el pasado mes de junio, sobre el mal estado de las plantas superiores. Quesada explicó, tras visitar las instalaciones, que ciertamente el deterioro era evidente, pero que, por motivos técnicos las ventanas debían estar abiertas. Esta circunstancia provocó que las aves entraran en el edificio y las inclemencias meteorológicas aceleraran el desgaste de unas instalaciones que, antes de la obra, estaban en condiciones de ser utilizadas.
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