Un hombre de 70 años perdió ayer la vida en Beni Enzar. Un juez, como es normal cuando ocurre un hecho violento que acaba en muerte, investiga los hechos. Sin embargo, no es preciso esperar a que la justicia señale responsabilidades para empezar a tomar medidas.
Hay muchos ‘culpables’ que deben velar por que un suceso así no vuelva a repetirse. La muerte de una sola persona ya es suficiente para no perder un solo segundo, pero la diligencia tiene que ser aún mayor si tenemos en cuenta las proporciones aún más trágicas que podría haber tomado el suceso.
No puede volver ocurrir que, tras varios minutos estacionado, un vehículo policial comience a rodar sin control por un “presunto fallo mecánico en los frenos”, según la versión facilitada ayer por la Delegación del Gobierno. No puede suceder de nuevo que el vehículo circule sin ningún impedimento hasta la zona por donde circulan los peatones. No debe pasar más que la reja, corredera o no, ceda y golpee a un transeúnte.
Los responsables de la seguridad en Beni Enzar deben empezar a estudiar medidas y ponerlas en práctica de inmediato, tanto las dirigidas a garantizar la integridad de las personas que transitan por el puesto fronterizo a pie o en vehículo como las imprescindibles para proteger la salud de los policías y guardias civiles que desempeñan su labor a diario en ese paso o en cualquier otro. De hecho, a las críticas de UFP sobre supuestas deficiencias en Beni Enzar y en los vehículos policiales se sumaron también ayer las realizadas por otro sindicatos policial. El SUP asegura que por Farhana merodean perros vagabundos con sarna.
Ambas situaciones, la de Beni Enzar y Farhana, sería habituales en las fronteras de un país tercermundista. Pero son intolerables en la UE. Es imposible señalar un estado europeo que no sea España en el que se vean situaciones como las que se viven a diario en Melilla. En otras latitudes lo que aquí consideramos habitual no podría dejar de ser considerado como escandaloso. El calificativo de ‘escandaloso’ no se limita a las circunstancias diarias que se viven en nuestras instalaciones, sino que hay que hacerlo extensivo a aspectos como la situación en la que se encuentra la denominada ‘tierra de nadie’, donde el caos alcanza niveles difícilmente explicables y totalmente injustificables.
El hecho de que Beni Enzar lleve años en ese estado es un argumento usado de manera habitual para restar importancia o gravedad a la situación, cuando debería ser un motivo suficiente para no perder un solo segundo más sin dejar de buscar cómo poner fin a todo este lamentable cúmulo de ‘circunstancias’ que ayer se confabularon para poner fin a la vida de un hombre de 70 años.