Las fogatas eran galerías que permitían acabar con el enemigo. Los arqueólogos han encontrado varias intactas en los fuertes de las Victorias, lo que permite rescribir la crónica del sitio de Melilla de 1774.
Encontrar unos huecos en la tierra no muy grandes puede no significar nada, pero si estos pequeños túneles se sitúan muy cerca de las galerías y de los caminos de la Infantería de los fuertes de las Victorias, se trata entonces de un dato importante para la historia de Melilla. Los arqueólogos que están rehabilitando los fuertes de Victoria Grande, Victoria Chica y el Rosario han encontrado intactos los túneles que utilizaban los militares como arma defensiva son las fogatas.
Los trabajos de rehabilitación continúan en los fuertes y en estos momentos se están desarrollando las excavaciones de gran superficie, según se comentó desde el equipo de arqueólogos a El Faro. Y mientras que descubre el camino cubierto por el que se movía la Infantería del siglo XVIII, se han topado con este elemento defensivo más que daban por perdido. Las fogatas eran galerías que se llenaban de kilos y kilos de pólvora para que cuando el enemigo estuviera muy cerca se explosionara y murieran en el acto. Por ello, los arqueólogos imaginaban que estos túneles ya no existían y habían cumplido su misión en la defensa de Melilla.
Las fogatas parten del camino cubierto en dirección a los lugares donde moraba el enemigo. Estas galerías, de cinco o seis metros, son muy estrechas y tan sólo servían como elemento defensivo, ya que eran tan pequeñas que los soldados no permanecían en ellas.
Estas galerías eran la última de las defensas y el hecho de que no fueran explosionadas implica que el sitio que sufrió Melilla en 1774 no llegó a ser tan fuerte, pues las tropas de soldados consiguieron mantener a raya al enemigo.
Una sorpresa
Las fogatas aparecían en los planos del siglo XVIII que consultan los arqueólogos, pero encontrarlas intactas ha sido una sorpresa.
Se las daba por desaparecidas porque habían cumplido su función y las habrían explosionado o porque la tierra se hubiera movido haciéndolas sepultar con el paso del tiempo. Sin embargo, las han encontrado en su mayoría en buen estado de conservación .
Como estos túneles son tan estrechos, será difícil que se puedan visitar por parte de los melillenes, aunque sí que se podrán ver. No obstante, queda mucho tiempo para ello, ya que los trabajos de musealización se realizarán después de que acaben los de rehabilitación de la zona de los fuertes de las Victorias.
Lo que sí se podrá visitar con toda seguridad son las minas, es decir, los túneles por los que se movían los soldados del siglo XVIII para ir de esta parte alta de Melilla a la zona de lo que hoy es el Auditorio Carvajal o El Pueblo.
En esas otras galerías que utilizaban como medio de comunicación sí que se podía caminar sin dificultad y descansar, mientras que las fogatas se deben entender como trampas que se les ponía al enemigo.
Estudio del descubrimiento
Los arqueólogos tienen que analizar de momento los hallazgos, pero sin duda, estas fogatas son “una instantánea que permite rescribir la historia de la ciudad”, se aseguró desde el equipo de arqueólogos de esta excavación.
Las consultas de los diarios del sitio del XVIII permitirán comprobar el valor de las fogatas e interpretar las estructuras que se están descubriendo bajo tierra.
“Tenemos la suerte de que podemos contrastar lo escrito con una evidencia arqueológica que corresponde a un periodo de dos años de la historia de la ciudad”, se destacó.
La Consejería de Fomento es la encargada de emprender este proyecto de rehabilitación de los fuertes de Victoria Grande, Chica y el Rosario, aunque Medio Ambiente también colabora en esta iniciativa. La intención de la Consejería es conservar estos espacios como estaban para que se puedan visitar y comprender así la importancia de estos fuertes para la defensa de Melilla en los siglos pasados.