Lo sufrió una mujer después de subirse en el ‘tirachinas’. Reyertas nocturnas y comas etílicos, los principales problemas en la plaza de San Lorenzo estos días. Las fiestas patronales llenan de alegría todos los años la ciudad autónoma. Sin embargo, tan señalada semana no está exenta de problemas, muchos de ellos protagonizados por los que se exceden con las bebidas alcohólicas. Por ello, como en otras ediciones, el real de la Feria cuenta con una fuerte presencia de servicios médicos de urgencia para ayudar a aquellos que han tenido algún percance.
Alcanzado el ecuador de estas fiestas, nos acercamos a los puestos de Protección Civil y de Eulen para preguntar cómo han sido estos días. Según su respuesta, no ha habido incidentes de gravedad, aunque problemas poco relevantes, casi a diario.
La primera noche fue una de las más movidas en la Plaza de San Lorenzo, pues incluso llegó a haber agresiones con arma blanca, según los servicios sanitarios que operan en el real de la Feria. Una reyerta que fue subiendo de tono acabó con dos personas en la Comisaría de la Policía Nacional. No obstante, antes hicieron una visita a la caseta donde se practican primeros auxilios para que examinaran el alcance de sus lesiones, las cuales necesitaron puntos de sutura.
Durante la misma noche también fueron habituales las intoxicaciones etílicas, ninguna de ellas de gravedad extrema, sino más bien sustos por abusar de las bebidas alcohólicas y cuya mejor cura fue un día de descanso bebiendo mucha agua y, como no podía ser de otra manera, con una resaca antológica.
En lo que respecta a estos incidentes, los servicios sanitarios que operan en la Feria señalaron a El Faro que muchos de los intoxicados son menores de edad. “Hablamos de jóvenes que en muchas ocasiones no tienen más de doce años y que vienen a la Feria después de haber estado consumido alcohol durante un buen rato en los botellones que hay en la zona”, destacaron.
Tampoco faltan las intervenciones de menor gravedad, como los cortes, los cuales suelen producirse en las cocinas de las casetas cuando se están manipulando alimentos. En este sentido, se cumple el tópico de herirse cuando se corta jamón serrano.
Las rozaduras creadas por el calzado son también una constante en el real de la Feria. “Mucha gente acude a la plaza de San Lorenzo con zapatos que no son muy aptos para estar de pie y bailar durante demasiado tiempo”, señalaron.
En definitiva, sucesos que no revisten demasiada gravedad pero que mantienen ocupados a los servicios sanitarios durante buena parte de las fiestas patronales.
Con respecto al año pasado, afirman que la Feria está “algo más tranquila” y que no se han producido golpes de calor ni lipotimias provocadas por las altas temperaturas, como ocurrió en la pasada edición de la Feria, todo ello gracias a que el tiempo ha comenzado a refrescar durante los primeros días de septiembre.
Otro punto a celebrar es que tampoco ha habido que atender intoxicaciones alimentarias, algo que viene a indicar que las casetas están cumpliendo a pies juntillas las indicaciones de Bienestar Social y que la comida que se sirve en la plaza de San Lorenzo no se encuentra en mal estado.
En definitiva, una Feria tranquila por la ausencia de incidentes graves, aunque muy ajetreada por intervenciones de poca importancia. En el caso de los refuerzos de Eulen, compuestos por ocho profesionales que se organizan en dos turnos, el trabajo no ha escaseado desde que comenzaron las fiestas grandes de Melilla. La mayor parte de los problemas se están dando por la noche y consisten en peleas e intoxicaciones derivadas de la ingesta de bebidas alcohólicas.
Única intervención del 061
En la noche del martes se produjo la única intervención del 061 que ha habido en lo que va de fiestas patronales. Según señalaron los trabajadores de Eulen a este periódico, una mujer tuvo que recibir asistencia sanitaria al sufrir un ataque de ansiedad después de montarse en el ‘tirachinas’, unas de las atracciones que se han instalado en la plaza de San Lorenzo para estas fechas.
La atracción consiste en una esfera que es lanzada por los aires a gran velocidad para volver al punto de partida después de unos segundos de caída libre, amortiguada por dos enganches. La impresión de probar el ‘tirachinas’ fue demasiado para esta melillenses, que tuvo que ser trasladada al Hospital Comarcal para que le atendieran su ataque de ansiedad.