Hace doces meses, llenos de miedo e incluso incredulidad, nos encerrábamos en casa sin saber muy bien qué era la Covid-19. Los controles en las calles de agentes de todos los cuerpos nos exigían ir a casa.
Las imágenes en los medios de comunicación nos dejaban sin palabras al ver hospitales llenos y datos de personas que morían a decenas cada día.
Empezamos a aprender a hacer colas con 2 metros de distancia en farmacias y supermercados y vimos a las primeras personas con mascarillas en la compra.
Llegaban fotos de sanitarios a la redacción que habían recibido la donación de pantallas y exigían más diligencia a las autoridades para contar con los EPI necesarios para enfrentarse a una pandemia, que nadie recuerda en tiempos modernos, y que nos arrebató la forma de vivir y trajo ‘la nueva normalidad’.
A los sanitarios les dedicamos días de aplausos a las 20:00 horas, una forma de agradecerles su esfuerzo y de romper nuestra rutina de encierro viendo a los vecinos en los balcones y ventanas. Resistimos esos días. Mientras, las ONG trabajan a marchas forzadas para atender a familias que se quedaron sin recursos.
Luego dejaron salir a los niños y mayores, también a los deportistas y probablemente nunca tanta gente se había apuntado a caminar como en aquellos días que escuchamos la palabra ‘desescalada’. Y es que muchos aprendieron a hacer dulces y pan y la calorías acumuladas del ‘confinamiento’, otra palabra ‘nueva’, había que bajarlas.
Con la llegada masiva de mascarillas, se hicieron obligatorias.
Las restricciones en reuniones y hostelería vinieron para quedarse.
La plaza de toros se convirtió en un CETI y, en verano, decenas de marroquíes pudieron volver a su hogar tras un cierre de la frontera que sigue aún vigente.
Se ha implantado la telemedicina. El hospital tiene unos protocolos de actuación, así como los centros de salud. Y muchos enfermos que han superado la gran lucha contra la Covid-19 necesitan rehabilitación.
Todo a cambiado desde hace un año. La vacuna es lo que ha devuelto la sonrisa y la esperanza a todos para recuperar, ya sí, aquella normalidad que perdimos hace doce meses.
La nueva normalidad....desde cuando la normalidad es nueva ....y en cuanto a Melilla nuestra ciudad sigue siendo la que más infectados activos tiene ,así que después de un año , habría que hacer un balance y sopesar porque estamos en esta situación y con la frontera cerrada y con medidas puestas ..las últimas desde después de Navidad..que se ha conseguido....Si esto es la nueva normalidad, el concepto al menos es discutible.Y sobre las vacunas ,mejor ni hablar y más cuando, y hay más profesionales de otros sectores en la docencia los mismos sindicatos han denunciado el agravio comparativo con los mayores de 55 años.Por lo visto y como muy bien decía el último comunicado ayer ..a los docentes de más de 55 años No se nos considera personal esencial.S- C.