El Berhdadi Mohamed es un investigador marroquí con permiso del Ministerio de Interior para trabajar en la ciudad. El Berhdadi Mohamed es un criminólogo marroquí curtido en el mundo de la investigación privada en Barcelona. Desde hace poco ha desembarcado con algunos encargos en Melilla y confiesa que trabajar en una ciudad tan pequeña es “muy duro” para un detective, pero también para la Policía. “Es muy complicado seguir a alguien. Lo que en Madrid haces solo, en Melilla tienes que hacerlo con cuatro personas. Las grandes capitales son campos abiertos. Me tengo que levantar a las siete para aparcar el coche al lado del de una persona que sigo porque tengo que hacerle una foto, sea como sea”.
En la ciudad, lo que más atiende Mohamed son casos relacionados con rupturas matrimoniales y pensiones. “Me contrata, sobre todo, gente que está involucrada en casos de separación, que están pagando pensiones a hijos que no viven ya con la madre o ex mujeres que se han quedado con la casa y mantienen una relación afectiva, oculta, con otro hombre”.
Sin embargo, desde que empezó la crisis, este detective privado ha notado una bajada impresionante de los encargos. De hecho, asegura que ya atiende más casos de marroquíes que de melillenses, aunque hay que tener en cuenta que las tarifas también son distintas, “adaptadas al poder adquisitivo de cada uno”, aclara a El Faro.
“Un embarazo es un seguro”
Consultado por El Faro sobre el porqué los inmigrantes eligen Melilla, Mohamed no duda: “Para investigar esto, yo tendría que hacer la foto desde Marruecos para saber quién los empuja a saltar la valla, pero está claro que vienen a Melilla, porque una vez que están en la ciudad, ya están dentro de España y en cuarenta días los trasladan a la península y los sueltan. Como con la crisis no pueden encontrar trabajo, muchos se meten a vender droga, porque los subsaharianos no roban”, aseguró a este periódico.
Ahora mismo, insiste El Berhdadi Mohamed hay una ruta abierta a Melilla “porque el dinero abre mares”. En la ciudad, añade, “nos hemos encontrado que los chinos y los paquistaníes lo tienen más fácil para entrar”.
Respecto a los motivos por los que llegan a la ciudad muchas mujeres embarazadas, Mohamed difiere de las tesis que sostienen ONGs como Médicos sin Fronteras, que aseguran que se debe, en muchos casos a las violaciones a las que son sometidas en el trayecto desde su país hasta Melilla.
Su opinión, no deja de ser polémica, pero es la suya: “No digo que no haya casos de violación, porque los hay, pero yo creo que la mayoría de las mujeres llegan embarazadas porque saben que su estado es un pasaporte de entrada a Occidente. El hijo les asegura la estancia en Europa”, comenta con la tranquilidad del que está acostumbrado a destapar lo que hay debajo de la alfombra.
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