Llevamos una semana de noticias de infarto. Primero nos desayunamos el lunes con que el pasado día 11, víspera del Desfile de la Fiesta Nacional, dos policías de Melilla fueron detenidos por abusar supuestamente de un menor de edad marroquí.
El caso, en el que intervino la Policía Local, consiguió pasar una semana en secreto hasta que trascendió a los medios de comunicación de la ciudad.
Los dos agentes, como ha informado El Faro, están en libertad con cargos y el titular del Juzgado de Instrucción Número 2 de Melilla, Emilio Lamo de Espinosa, ha solicitado el volcado de todo el material informático hallado en los registros practicados en los domicilios de estos dos policías nacionales, que están bajo sospecha de haber incurrido en un delito contra la libertad e indemnidad sexuales, relativos a la prostitución y la explotación sexual.
No nos engañemos. Aún respetando la presunción de inocencia, la investigación de los dos agentes nacionales empaña la labor de todo un Cuerpo.
Luego podemos decir que esta investigación demuestra que la ley es igual para todos, pero ni siquiera este argumento tranquiliza a la opinión pública.
Volviendo a las operaciones en secreto, ayer la Guardia Civil de Melilla llevó a cabo una redada contra el narcotráfico de espaldas a la prensa.
En principio sabemos que está relacionada con el narcotráfico y que la Benemérita ha contado con el apoyo de la Policía Local.
Vecinos y comerciantes de la calle La Legión vieron ayer cómo los agentes de la Guardia Civil se llevaban detenido al responsable de un locutorio de la zona.
Como siempre se dice en estos casos, “la operación policial sigue abierta” y “no se descartan más detenciones”.
Sólo en septiembre, la Guardia Civil se incautó de al menos de 182,5 kilogramos de hachís, sobre todo, en coches que intentaban embarcar hacia Almería.
Aún así está claro que se les ha escapado algún pez gordo. La semana pasada un camión cargado con 300 kilos de hachís, procedente de Melilla, fue asaltado en Motril por una banda de narcotraficantes a golpe de kalashnikov. Lamentablemente, en éste caso, los narcos manejaban más y mejor información que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.