Sabemos qué no va a hacer la Delegación del Gobierno.
El pasado miércoles se reunió con varios representantes de los vecinos del barrio Primo de Rivera y les aseguró que no se van a utilizar las instalaciones del antiguo Acuartelamiento de Pajares como alojamiento de inmigrantes, ni de forma permanente ni provisional. Descarta así Abdelmalik El Barkani una hipótesis que estaba valorando el propio delegado el pasado 26 de marzo. Había comenzado a meditar esa posibilidad a raíz de que una semana antes, el 18 de marzo, la frontera de Melilla registrara el mayor asalto de su historia. Medio millar de inmigrantes había conseguido entrar entonces aprovechando la niebla, lo que elevó la saturación del CETI hasta las 1.900 personas, tres veces su capacidad máxima. Al día siguiente, coincidiendo con la celebración del Día del Padre, El Barkani se mostraba confiado en poder reducir “en tres o cuarto días” ese nivel de sobreocupación. Hoy, casi en vísperas del Día de la Madre, la situación sigue empeorando. La Delegación asegura que el CETI continúa alojando a unas 1.900 personas, pero lo cierto es que ayer fue necesario que el Ejército instalara otras dos tiendas de campaña con 40 literas triples. En total, 120 plazas más, un número muy cercano al de los inmigrantes que acababan de llegar a Melilla (140).
Desde hace más de un mes se han producido otros dos intentos de asaltos masivos que han acabado sin apenas entradas gracias a las ‘devoluciones en caliente’ o a los ‘rechazos en frontera’, como prefiere llamar el Ministerio del Interior a la controvertida entrega de inmigrantes por parte de la Guardia Civil a las Fuerzas de Seguridad marroquíes. Sin embargo, la situación, lejos de mejorar, ha empeorado, como lo demuestra el hecho de que cada vez haya instaladas más chabolas junto al campo de golf, con las molestias que ello acarrea a la ‘multitud’ de jugadores y turistas que llegan a nuestra ciudad atraídos por la práctica de este bello deporte y que desgraciadamente no son tantos como los ‘visitantes’ que intentan entrar en Melilla saltando la valla.
También se ha descartado la ampliación del CETI porque eso, argumenta el Gobierno central, podría tener un ‘efecto llamada’ sobre los inmigrantes, como si a éstos les importara saber si hay plazas disponibles antes de intentar un nuevo asalto.
De momento, la Delegación pone sus esperanzas en la millonaria instalación de nuevos dispositivos en la valla (la polémica concertina y la malla antitrepa), en el refuerzo temporal de las plantillas de la Guardia Civil y la Policía Nacional con agentes élite y en la “extraordinaria” colaboración de Marruecos. Sin embargo, hasta ahora nada de esto ha dado resultado.
Hoy el delegado del Gobierno tiene un encuentro con los medios de comunicación. Probablemente ofrezca algún detalle más sobre los asaltos de ayer, tal vez explique los motivos por los que ha rechazado la opción de Pajares y quizá anuncie cuáles son los planes del Gobierno ante las cada vez más frecuente avalanchas que se prevén a partir de ahora con la llegada del buen tiempo. Mientras llega una solución, por un lado el Ejército continúa instalando tiendas y por otro sigue la descontrolada expansión ‘urbanística’ de chabolas sirias.
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