El Instituto Marroquí de Inteligencia Estratégica (IMIS), un think-tank, admite en su último informe que el flujo comercial que pasaba por Melilla hacia Marruecos fue redirigido al puerto de Nador con el cierre de la aduana comercial en julio del 2018. En este informe se dice que el cultivo del cannabis, tras su aprobación por las autoridades marroquíes en 2021, podría ser la alternativa económica de la región y describen que en los últimos años el país vecino buscaba acabar con el comercio atípico.
Además, califican de “coladero comercial” la frontera del Tarajal II y que su cierre, fue el final simbólico del comercio atípico. En policy paper, documento político, del IMIS, explican que las autoridades tomaron conciencia de que había que cambiar el rumbo de este sistema con que Marruecos perdía ingresos por impuestos, se destruían empleos y en el que miles de personas trabajaban en condiciones muy difíciles.
“Ante la urgencia de la situación, un plan de recuperación se inició para la economía en la región”. Detallan que se ha destinado una dotación global de 400 millones de dirhams, estudios y obras incluidas, para realizar diferentes proyectos en las zonas de Castillejos y Tetuán. Aseguran que el proyecto es inclusivo porque ha tenido en cuenta a los distintos agentes institucionales tanto a nivel nacional como a nivel local.
El primer eje, explica, fue el proyecto de ‘Zona de actividad económica de Castillejos’, con una construcción prevista para tres años (finalizaría este año 2022). “El objetivo es claro: poner fin al contrabando que gangrena desde hace años en la región y a partir de aquí, proponer soluciones a la población para salir de la crisis”.
Matizan que este plan difiere de las zonas económicas especiales tradicionales (ZES o SEZ), como hay en China o en la India “porque no están destinados a llevar a cabo actividades industriales y no se beneficiarán de una reducción de impuestos”.
Mientras se lleva a cabo el proyecto anteriormente mencionado, dicen que se han puesto en marcha otro tipo de soluciones. Estas están dirigidas principalmente a absorber el número de parados, sobre todo de mujeres y jóvenes, los grupos más afectados por el cierre de la frontera en marzo de 2020.
Para conseguirlo, han previsto redirigir parte del tejido productivo del país hacia el norte, zona que hace frontera con Ceuta y Melilla, una situada al oeste y la otra al este, cerca de la frontera argelina. También buscan simplificar los trámites administrativos, el lanzamiento de proyectos importantes y la aceleración del programa de apoyo al empleo de la región.
Añaden que también las autoridades marroquíes lanzaron en 2020 “un vasto programa de iniciativas económicas” para apoyar el emprendimiento fruto de la colaboración entre el Banco Al-Maghrib y el Estado marroquí. Para este proyecto, se han destinado 8 mil millones de dirhams.
Según datos del 15 de noviembre del año 2020, dicen, se acordaron 1,9 mil millones de créditos de los que se beneficiaron 9.443 personas y gracias a los que se ha permitido crear más de 1.600 empresas.
En lo que respecta a las tasas de rechazo de los créditos, explican que se debe a “una debilidad en el acompañamiento global de los inversores a nivel local”. Creen que esto es revelador porque muestra los desafíos que quedan por superar para mantener la dinámica del proyecto.
Para los años 2020 y 2021 se tenía previsto la creación de zonas de actividades industriales, profesionales y artesanales por un importe de 34 millones de dirhams. “Esto debería permitir reconstruir los espacios urbanos alrededor de los pueblos de los artesanos, como Martil y Castillejos, y valorar los productos del mar en la comuna de Belyounech.
También mencionan un proyecto de 2021 que se lanzó en todos las regiones del país para la creación de 250.000 empleos, principalmente dirigidos a las personas que perdieron su trabajo por la crisis del coronavirus.
Siempre desde el punto de vista de las soluciones, piensan que Marruecos podría desarrollarse con la complementariedad de los productos ofrecidos por Ceuta y Melilla. Tienen en cuenta que las dos ciudades pueden considerar su industrialización o convertirse en pueblos turísticos al completo. Proponen que podría crearse grupos de reflexión permanentes que velarían por mantener la actividad de las zonas fronterizas, teniendo en cuenta que “nada está fijado en el tiempo”. Apuntan a que sin la colaboración de las autoridades españolas, “el desafío será considerable”.
“Todos los protagonistas involucrados deben trabajar juntos en un espíritu de transparencia, de consulta colectiva y de ayuda mutua. La naturaleza de las acciones planificadas deben necesariamente ser parte de un enfoque colegiado e inclusivo”, concluye el informe.