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“Tenía tal dolor que no podía ni pensar”

El pasado 24 de marzo, Carmen Luque tenía una cita para una resonancia en la clínica Rusadir. De camino, al cruzar el paso de peatones que se encuentra en la avenida Donantes de Sangre, sufrió una terrible caída en mitad de la carretera.

Dos redactores de El Faro que pasaban por allí y un matrimonio la atendieron al momento. La levantaron y llevaron hasta un pollete cercano para que se sentase. Carmen tenía la pierna dolorida y parte de la cara quemada a causa de la caída.

Quienes la auxiliaron llamaron a una ambulancia para que fuera a recogerla, pero no se presentó en el lugar hasta una hora más tarde, cuando ya no había nadie allí. Además de las heridas, el ojo de Carmen se iba hinchando a medida que pasaba el tiempo. Finalmente, el matrimonio que la auxilió consiguió localizar a un joven que se ofreció para acercarla al hospital en su coche.

Esa misma noche, Carmen compartió en una publicación de Facebook lo que le había ocurrido. En ella, agradecía también a todas las personas que la habían socorrido. Al día siguiente, El Faro habló con ella para ver cómo se encontraba.

“Estoy muy dolorida, pero gracias a Dios estoy bien, que es lo importante. Yo creí que me partía la cabeza, pero fue solo un susto” declaró. Sin embargo, a pesar de su optimismo, tenía el cuerpo muy dolorido y el ojo completamente cerrado a causa del golpe.

Carmen y su marido Juan, son de un pueblo de Córdoba y llevan ya diez años viviendo en Melilla. Tienen dos hijos, uno de catorce años y otro de seis.

Cuando se cayó, la mayor preocupación de Carmen era no poder llegar a tiempo para recoger a su hijo pequeño, que tiene necesidades especiales y depende mucho de ella. Estando ella así de herida, y con su marido trabajando, no había nadie que pudiera ocuparse de él.

“Tenía tal dolor que no podía ni pensar. Y ya luego, cuando estaba sentada en el pollete, pensaba en el montón de cosas que tenía que hacer. Tenía que ir a por mi hijo y no llegaba…” señaló.

Carmen afirma que tiene buenas amigas, como su vecina Cristina, que se han ofrecido a ocuparse de su hijo. Sin embargo, ella asegura que no es tan fácil porque al pequeño le cuesta más trabajo relacionarse y "no se va con cualquiera".

“Hoy se ha quedado Cristina con él mientras yo iba a hacerme la resonancia. A su casa va muy contento, porque ella tiene un niño un poquito mayor que él y se llevan muy bien, pero no a todos los sitios va igual”, comentó Carmen.

Su amiga y vecina Cristina la ayuda y atiende en todo lo que puede. Al verla se quedó muy impresionada. “Tenía la cara muy hinchada, muy desfigurada y me impactó mucho. Hoy lo tiene un poquito mejor” apuntó.

Cristina es de Madrid y, aunque lleva ya bastantes años en Melilla, entiende muy bien la situación en la que se encuentran Carmen y su marido. “Cuando no eres de la ciudad tienes menos recursos para acudir a la gente, para que te ayuden, y se nota. Pero bueno, a mí me tiene aquí para lo que necesite”.

Carmen relata que cuando por fin llego al hospital, tuvo que esperar bastante tiempo porque entraron dos urgencias serias al mismo tiempo que ella. Estuvo sola en la sala de espera porque no dejan entrar a los acompañantes. Mientras se encontraba allí, aprovechó para llamar a su marido y contarle todo lo ocurrido.

Cuando pasó a consulta, afirma que la atención fue estupenda. Le hicieron un tac porque en principio pensaban que la órbita ocular podría estar dañada, pero afortunadamente no fue el caso. Una vez le pusieron su tratamiento, la mandaron a casa para que descansara y mejorase.

“Tengo un hematoma muy importante, no voy a necesitar maquillaje por un tiempo…”, afirma entre risas, a pesar de no haber podido dormir la noche anterior a causa del dolor. “Yo tengo ganas de reírme siempre porque la vida hay que verla lo más de color de rosa posible. Y ya está”.

Aún así, Carmen está segura de que su caída no será la última. “Esa zona, y otras muchas, con todo el tránsito que hay por ahí de camiones para el hospital nuevo está muy, muy perjudicada. Y una capa de asfalto no es tan cara”, ha apuntado. “Está muy bien promocionar la ciudad fuera y querer traer visitantes, pero si luego los visitantes se van lesionados… el boca a boca hace mucho”.

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