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La tasa de inflación en los alimentos de Melilla es la más alta de todo el país

La variación en el Índice de Precios de Consumo (IPC) en los alimentos y las bebidas no alcohólicas acumulada en lo que va de año, hasta este pasado mes de abril, es, en Melilla, la más alta de todo el país según los últimos datos recogidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

De esta forma, la inflación en estos productos presenta en la ciudad una tasa de 5,2% positivos desde que comenzase 2023.

Así, la única comunidad que se acerca a este dato en toda España son las Islas Canarias, que presentan una variación del 5,1% en lo que llevamos recorrido de año, mientras que en la otra ciudad autónoma, Ceuta, esta tasa es más de un punto porcentual menor y arroja un 3,7% de subida.

De esta forma, la plaza ceutí se sitúa justo en la media nacional en lo que respecta a esta tasa, mientras que Melilla supera este dato general en un punto y medio.

Siendo esta la tendencia española en cuanto a la variación acumulada en 2023 en los alimentos y bebidas no alcohólicas, el resto de comunidades del país apenas superan el 4%, quedando casi todas por debajo de este dato, por lo que la plaza melillense queda, junto a Canarias, muy destacada a la cabeza de esta estadística, ya que únicamente La Rioja supera, por una décima, los 4 puntos porcentuales en la inflación acumulada en lo que va de este año y solamente Asturias iguala este índice.

La parte positiva es que, desde que comenzó 2023, Melilla es una de las comunidades que mayor descenso ha mostrado en la inflación en estos productos si se cuenta el periodo anual que va desde abril de 2022 hasta el mismo mes de este presente año.

Si en diciembre de 2022 la variación en el precio de la alimentación y las bebidas sin alcohol se situaba en los 18,9 puntos porcentuales, ya en enero de 2023 ese mismo índice se encontraba en el 0,8%, lo que significa una bajada considerable.

Aún así, desde que empezase este año, el dato cosechado en abril es el más alto de este primer cuatrimestre de 2023 con cierta distancia, ya que en marzo (segundo dato de inflación más alto en lo que va año) se registró un 4,3% frente al 0,8% de enero y el 3,6% de febrero.

La variación en positivo de los precios en la alimentación, por tanto, sigue una tendencia descendente, aunque no termina de atenuarse del todo y en este pasado mes de abril ha vuelto a mostrar un repunte de casi un punto respecto a marzo, siguiendo así el crecimiento que venía mostrando desde febrero, cuando, en comparación con el primer mes del año, esta tasa subió casi un 3%.

Así, tanto comercios como consumidores siguen a la espera de que los precios den un respiro, pues, a pesar de haberse notado el descenso en la inflación, el acumulado de tanto meses con los precios por encima de lo acostumbrado comienza a pesar en las economías personales.

Comercios y consumidores, afectados

Esta nueva subida de los precios en Melilla durante el primer cuatrimestre de 2023 también se está notando en comercios y consumidores; los primeros han visto resentida la afluencia de su clientela y, con ello, sus márgenes de beneficio, mientras que los segundos han tenido que cambiar algunos de sus hábitos de compra y renunciar a algunos de los productos que normalmente llevaban a sus casas para preparar los menús de cada semana.

De esta forma, en el Mercado Central, bastante vacío en la mañana del lunes, había distintos escenarios dependiendo de cada comercio; si las fruterías y puestos de verdura se encontraban con más clientes mirando sus productos, las carnicerías se veían más solitarias.

Es el caso de Jesús, que lleva mucho tiempo con su comercio dedicado a la carne en la planta superior del mercado y dice que “todas las semanas la carne va subiendo” y que, aunque “no sube tanto como antes, todavía no para”.

“A lo mejor ahora el precio se incrementa en 5, 10 o 20 céntimos, pero sigue subiendo igualmente y al final eso se va acumulando”, añade.

En relación a eso, Jesús señala que “el margen de beneficios no existe” y que prácticamente “se está trabajando gratis”.

“Venta hay, la verdad, vender se vende, pero el problema es que no se gana lo suficiente como para cubrir lo que se gasta”, destaca este carnicero del Mercado Central.

Poniendo de ejemplo las piezas de solomillo, Jesús apunta que, a pesar de que son “de lo que más caro sale comprar”, su precio ha subido “de unos 20 o 23 euros a los 27 de ahora en sólo un año”.

Por su parte, Jesús dice que él sigue vendiendo porque en el mercado “solamente son dos carniceros los que quedan”, pero que, de igual forma, “echan de menos a muchos clientes”.

“Me imagino que estarán comprando en algún supermercado, aunque no sé yo si están más baratos, porque yo he visto los precios más caros que aquí”, remacha.

Por su parte, Ismael, que también tiene su tienda en el Mercado Central, apunta que hay productos como el aceite de oliva en el que “los precios se han tripiclado”.

“En la vida he visto yo el aceite a este precio, es algo exagerado”, añade este comerciante.

Ismael señala que “ha subido todo”, pero hace especial mención a los productos más básicos en cualquier hogar como pueden ser el azúcar o los huevos.

También destaca cómo esto les esta afectando y dice que “lo han notado mucho porque ha repercutido bastante en el comportamiento de los clientes que solían venir más antes al mercado”.

Ismael dice que “la gente que venía con una ‘paguilla’” ahora ya no puede hacer frente a los precios y eso mismo es lo que comenta María, pensionista que ha tenido que dejar de comprar algunos productos porque asegura que “no le salen las cuentas”.

“Yo he dejado de comprar carne ya y solamente voy a por el pescado y si tengo suerte y está barato claro, no hay derecho a esto”, se queja María.

Tal y como añade esta mujer, “para comprar un cuarto de kilo para tres días, no lo compra”, mientras su amiga, sentada a su lado frente a la puerta del mercado asiente y dice encontrarse en la misma situación.

El nuevo repunte en la subida de los precios, si bien no está siendo tan acusado ni llegando a los niveles que se llegaron a ver en la ciudad durante los últimos meses del año pasado, está haciéndose notar tanto en los comercios como en los hogares melillenses, los cuales afrontan dificultades para cuadrar sus cuentas.

Ahora, todos esperan que esto sea algo pasajero y que, en los meses que vienen, los precios vuelvan a seguir una tendencia a la baja.

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