La iniciativa de la Consejería de Distritos y Juventud para formar a jóvenes melillenses durante tres meses y luego enviarlos a hacer prácticas seis meses a Alemania no es una idea surgida de la improvisación. Se lleva haciendo ya desde hace tiempo en Cantabria, Valencia, Murcia y Cataluña a través del programa Eurodisea, dirigido a jóvenes de entre 18 y 30 años que están buscando trabajo.
En esencia este programa de intercambio entre regiones mantiene la filosofía del Erasmus, pero en este caso lo que se intercambia son jóvenes sin experiencia laboral que, en el caso de Melilla, saldrán de este proyecto con niveles A1 de inglés y alemán y con un arma poderosa en su currículo: haber hecho prácticas en una empresa en el extranjero. Nada más y nada menos que en Alemania.
Los 'haters' se han abalanzado contra una iniciativa que ha sido muy bien recibida entre los jóvenes desempleados de Melilla que con la crisis que se nos viene encima ven cómo se esfuman sus esperanzas de conseguir trabajo en la ciudad.
Quienes participen en el proyecto regresarán con una experiencia doble: no sólo la de trabajar sino también la de vivir en el extranjero y entender lo mucho que se extraña la tierra en la que uno ha nacido cuando se está lejos de ella.
No estamos formando jóvenes para que se queden en Alemania sino para que traigan de vuelta todo lo que aprendan. Oiga, y si se quedan porque les ofrecen un trabajo, no están cometiendo ningún delito. Hay que mentalizarse en que somos la Unión Europea y que lo importante es lo que podemos hacer todos juntos y no cada uno por separado. Si a Alemania le va bien, también nos irá bien a nosotros.
La solidaridad europea está fuera de toda duda tras la pandemia. Por separado, cada país habría salido con muchísimas más dificultades de la crisis del coronavirus. Hemos aprendido a gestionar la compra centralizada de vacunas y nos hemos empezado a vacunar todos a la vez. Hemos salido fortalecidos de uno de los momentos más difíciles para la Unión.
La iniciativa de la Consejería de Distritos es, por tanto, una magnífica oportunidad para que nuestros jóvenes ganen en experiencia y en seguridad. No podemos descartar que quienes viajen a Alemania finalmente terminen abriendo sus propios negocios en Melilla o que abran la vía del intercambio con compañías de un país que habitualmente tira de la economía europea.
Es por tanto un acierto y una alternativa que si algo se le puede reprochar es que no se haya puesto en marcha desde hace muchísimo tiempo. La pregunta es, desde luego, por qué ahora y no antes.
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