Los 63 inmigrantes bengalíes que llevan en Melilla, en la mayoría de los casos, unos cuatro años solicitando se les documente y permita ser trasladados a la Península. Prosiguen en pleno verano, bajo el implacable sol, sus concentraciones pacíficas y silenciosas de todos los miércoles en la Plaza Menéndez Pelayo.
Esperanzados en las promesas de apoyo que les realizaron distintos dirigentes del PP y en el compromiso de la autoridad gubernativa de estudiar, caso a caso, los expedientes personales de cada uno de ellos, lo cierto es que ni han logrado empadronarse en Melilla ni hacer valer su voz más allá de una pancarta en la que denuncian que llevan cuatro años confinados en Melilla, a la espera de una documentación que nunca llega.