La Asociación de Comerciantes de la Frontera (Acsemel) ha anunciado este lunes su decisión de salir a manifestarse a la calle contra lo que considera "una entrega encubierta" de Melilla.
La organización, que aglutina a empresarios que hace unos años tenían sus tiendas al por mayor en las inmediaciones de Beni Enzar (hoy muchas han desaparecido o se han instalado fuera de Melilla), ha recogido el guante lanzado el viernes por el presidente de CpM, Mustafa Aberchán, cuando anunció su intención de fletar un avión para ir a protestar a Madrid y reclamar en la capital de España la reapertura de la aduana de Beni Enzar.
La CEME y Pymes Melilla no se han apuntado, de momento, a la protesta de Aberchán, pero Acsemel, con amplia experiencia en movilizaciones, amaga con una primavera caliente.
¿Es la aduana lo único por lo que se debería protestar en Madrid o en la ciudad? Seguramente no, pero desde luego, la gestión de su reapertura ha sido cuanto menos decepcionante. Cuatro años y medio después de su cierre unilateral por parte de Marruecos, seguimos sin fecha y con la promesa de que se continúan haciendo gestiones.
De hecho, ayer se reunieron los presidentes de Melilla, Eduardo de Castro, y de Ceuta, Juan Jesús Vivas, con el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, en Madrid, y ambos han regresado con las manos vacías porque seguimos sin tener clara una fecha para abrir las aduanas.
En cualquier caso Vivas ha arrancado al ministro la certeza de que la apertura de la aduana "es firme e irreversible", mientras que De Castro ha pedido que se apuren los tiempos, a sabiendas de que "es Marruecos quien marca esos tiempos".
El presidente ceutí ha mostrado su predisposición a colaborar con el ministerio, mientras De Castro ha estado más reivindicativo y ha transmitido el malestar de la patronal de Melilla por los obstáculos que a día de hoy existen en el tránsito de personas en la frontera y en el cumplimiento del régimen de viajeros.
En el Gobierno central saben que ese tema escuece más en Melilla, donde la CEME ha cortado la comunicación con la Delegación del Gobierno hasta que la aduana reabra en las mismas condiciones de 2018. No sabemos si Gloria Rojas y Sabrina Moh, que han estado fuera de la ciudad, traerán de su viaje alguna buena nueva bajo el brazo.
Quizás por eso, porque el tema de la aduana escuece en Melilla, ayer, desde Marruecos, filtraron una supuesta reunión en Rabat con el director general de la Administración de Aduanas de España para hablar de las reaperturas del tráfico de mercancías en las fronteras terrestres españolas, que es así como nos llama el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, haciendo equilibrios lingüístico-diplomáticos, para evitar mencionar la cuerda en la casa del ahorcado.
Albares dice que hemos avanzado mucho en la relación bilateral con Marruecos, pero admite que seguiremos haciendo pruebas pilotos en la aduana. Entendemos que sabe de lo que habla. De puertas hacia afuera de su ministerio el único avance que se nota en el último año de relación bilateral es la habilitación de un carril humanitario para que los melillenses puedan cruzar por Beni Enzar para ver a sus familias en Nador y para que los turistas que quieran guardar horas y horas de cola en el principal paso fronterizo de Melilla puedan pasar el día en el país vecino, pero sin sacar ni un Danone de la ciudad.
Acsemel, cuyo presidente también estuvo hasta hace relativamente poco tiempo al frente de la Comisión Islámica de Melilla, ha puesto por escrito lo que muchos melillenses comentan "off the record". Nunca antes se habló ni se temió tanto en esta ciudad por la incertidumbre que rodea nuestro futuro.
Si como dice el ministro Albares la reapertura de la aduana es "firme e irreversible", ¿por qué el Ministerio de Sanidad no ha corregido la orden que solo permite introducir productos no animales en Melilla al contrario que en Ceuta, donde sí se autoriza la importación de pescado?
¿Por qué si, como dijo la ministra portavoz del Gobierno, el Plan Estratégico Integral de Melilla está para ser cumplido, en los Presupuestos Generales del Estado, el ministerio de Isabel Rodríguez solo tiene incluida, a día de hoy, una partida de 20 millones de euros para los planes estratégicos de las dos ciudades autónomas? Y ni siquiera podemos hablar de que serán 10 millones para Ceuta y 10 para Melilla porque el Gobierno central, por escrito, ha aclarado en una pregunta parlamentaria a la que ha tenido acceso El Faro que de ese dinero saldrán los 2 millones que el Plan Estratégico contempla para el Puerto melillense en 2023.
En teoría, los Presupuestos Generales del Estado deberían haber contemplado una partida de 102 millones de euros, solo para invertir en Melilla en este ejercicio, pero de ese dinero, a día de hoy, no sabemos nada. Tampoco sabemos nada de la comisión de seguimiento del plan que se creó en noviembre y desconocemos si ha vuelto a reunirse en los últimos tres meses.
La oposición no pregunta y el Gobierno no se ve en la obligación de contestar. El que no llora, no mama. A falta de uno, en Melilla tenemos dos planes estratégicos, muy serios los dos, pero el dinero para ejecutar los cambios en el modelo económico no llega. Y las ideas, para materializarse, necesitan 'cash'.
Nos han diagnosticado la enfermedad que tiene nuestra economía; nos han recetado los medicamentos, pero no podemos ir a buscarlos a la farmacia porque no tenemos dinero. Así es imposible iniciar ningún tratamiento. Mucho menos una terapia de choque.