Después de los atentados en París, las últimas intervenciones policiales que se han realizado en el marco de la lucha antiyihadista no deben entenderse más que como el fruto de un trabajo constante desde hace ya largo tiempo. Los atentados perpetrados en Francia no han provocado una psicosis colectiva que hiciera pensar en un efecto dominó.
El trabajo de las Fuerzas de Seguridad de todos los países de Europa sí ha surtido efecto que es el resultado del compromiso internacional existente para luchar contra el yihadismo.
El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, afirmó ayer que lo importante ahora es no bajar la guardia, tras la célula desarticulada en Ceuta. Ésta estaba dispuesta a cometer atentados en España en cualquier momento, pero la cada vez mayor especialización de nuestros agentes del Cuerpo Nacional de Policía está impidiendo que estas células radicales puedan cumplir sus objetivos. Y todas las actuaciones policiales contra el yihadismo son buenas noticias en el extranjero y dentro de nuestras fronteras.
El 2014 fue un año lleno de esas buenas noticias. La desarticulación y detención de los miembros de redes de adoctrinamiento, captación y entrenamiento de yihadistas es un ‘ataque’ al pilar fundamental de las redes yihadistas inspiradas en el Estado Islámico.
Atajar y cortar de raíz este tipo de redes, no obstante, debe ir acompañada de un contraataque precisamente donde el Estado Islámico se hace fuerte: En las ideas.
El terrorismo yihadista no tiene una estructura tan definida como la tuvo ETA, por ejemplo. Los líderes radicales del Estado Islámico no están ‘conectados’ con los miembros de esas células que desarticula la Policía. Éstas se conforman y actúan de manera independiente. De ahí la importancia de que las Fuerzas de Seguridad no cesen en su trabajo constante.
Sin embargo, la actuación policial debe ir acompañada de otras iniciativas que contrarresten la expansión de las ideas yihadistas.
El Estado Islámico se vale de las nuevas tecnologías y las redes sociales para propagar su ideario, que tan atractivo resulta para los más jóvenes. En forma y en fondo, las autoridades deben contrarrestar los mensajes del EI para evitar más ‘adhesiones’.
La amenaza yihadista está presente siempre. Por ello, no se debe bajar la guardia.
Igual que España luchó contra el terrorismo de ETA consiguiendo debilitar a la banda terrorista paso a paso, el terrorismo yihadista debe tener el mismo tratamiento. Paso a paso y con trabajo constante se conseguirán resultados a corto, medio y largo plazo.
La tarea no es fácil. La experiencia con ETA y los GRAPO, como subrayó ayer el ministro, sirve de base, pero el terrorismo yihadista presenta unas características tan diferentes que la lucha contra éste sea más dificultosa.
Difícil en primer lugar porque no posee una estructura tan definida como la que tuvo ETA. Difícil porque el ‘modus operandi’ del yihadismo es diferente al de ETA. Las células yihadistas y los llamados lobos solitarios actúan sin directrices “de arriba”. Deciden y actúan de manera independiente y sin coordinación.
No es de extrañar que a medida que pase el tiempo, este terrorismo encuentre otras vías de expansión y actuación para los que las Fuerzas de Seguridad deberán estar preparados.
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