Melilla ha registrado su novena víctima mortal por coronavirus en 10 días, la peor serie de fallecimientos provocada por el virus en la que llevamos de pandemia. Además, el número de nuevos casos de covid-19 vuelve a ser mayor que el de personas que han superado la enfermedad. Es cierto que la presión hospitalaria en el hospital Comarcal, tanto en planta como en la UCI, ha bajado y que la Incidencia Acumulada se aleja de los 1.000 contagiados por cada 100.000 habitantes, pero sigue siendo una de las mayores del país y está lejos de la media nacional.
Los datos siguen siendo preocupantes y da la sensación de que la situación se ha enquistado. Las nuevas restricciones impuestas tras la navidades han tenido su efecto, pero da la sensación de que ya no dan más de si. Sigue habiendo irresponsables que no las cumplen y mientras esto suceda, va a ser muy difícil que logremos doblegar la curva de contagios.
Aún quedan melillenses que siguen circulando por la calle sin mascarilla, o con ella mal colocada, o que continúan realizando reuniones con un número de personas por encima de lo permitido. Mientras sigan existiendo irresponsables que no valoran su salud ni la de sus vecinos vamos a seguir sufriendo brotes del virus y la pandemia se alargará en el tiempo.
Queda por ver cuanto tardamos en superar esta tercera ola y en que situación se llega a la Semana Santa. Mucho hablan ya de una nueva relajación de las medidas sanitarias para intentar salvar este periodo vacacional y echar una mano al sector de las hostelería.
La realidad es que mientras no se erradique el virus o se llegue a una inmunidad comunitaria alta, reducir las restricciones nos puede abocar a padecer una cuarta ola, con las catastróficas consecuencias económicas y sanitarias que esto acarrearía. Los responsables políticos, tanto a nivel local como nacional, deberían recordar lo que ha sucedido cada vez que se ha abierto la mano sin que el coronavirus hubiera desaparecido totalmente y plantearse seriamente aplicar un política de covid cero, que tan buenos resultados a dado a los países del sureste asiático y a Australia. Si no, es muy posible que nos plantemos en el verano con una situación similar a la que estamos viviendo ahora y con más fallecidos. La seguridad sanitaria debe primar ante otras consideraciones, si no, nos quedaremos atrapados en un bucle de restricciones y posterior relajación de las mismas que no va a ayudar a que salgamos del hoyo.
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