En la actualidad la persona contagiada del virus de inmunodeficiencia humana (VIH) puede llevar una vida normal como cualquier otro paciente crónico, si cumple con el tratamiento pautado, según el doctor Jesús Santos González, médico adjunto de la Unidad de Enfermedad Infecciosa del Hospital Universitario Virgen de la Victoria de Málaga, que el sábado dirigió la Jornada de actualización en VIH e ITS en el Hospital Comarcal de Melilla, dependiente del Instituto Nacional de Gestión Sanitaria (Ingesa).
Este evento formativo fue organizado por el Hospital Comarcal en colaboración con el Hospital Universitario Virgen de la Victoria de Málaga y contó con la participación de facultativos de Atención Primaria, Hospital Comarcal, Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) e Instituciones Penitenciarias. En su transcurso se trató la actualización sobre infección VIH e infecciones de transmisión sexual (ITS) “poniendo especial énfasis en las estrategias de prevención y el manejo en escenarios extrahospitalarios”.
El director territorial del Ingesa en Melilla, Omar Haouari, felicita los organizadores de la jornada y les anima a seguir en la línea de actualizar conocimientos y mejorar la calidad asistencial.
Sobre el VIH y lo tratado en la citada jornada, se le realizó la siguiente entrevista al doctor Santos González.
-¿Cuál es el objetivo que tienen con la celebración de esta jornada?
-Esta jornada se enmarca dentro de la actualización fundamentalmente hacia el médico de familia, pero también el médico de Urgencias, de Instituciones Penitenciarias, del CETI y también personal especialista hospitalario para difundir o mejorar el diagnóstico precoz del VIH. Y, al hilo de esto, va muy parejo el cribado también de otras enfermedades de transmisión sexual. Entonces, nos centramos fundamentalmente en la sífilis, la gonorrea y la clamidia, que son las más importantes y que también entran en el mismo paquete del diagnóstico precoz del VIH.
-¿En qué se ha avanzado en el diagnóstico en los últimos años?
-En el diagnóstico se ha avanzado fundamentalmente en que se ha sacado un poco de los servicios de Microbiología. Hay test diagnósticos que se pueden hacer en una gotita de sangre o en saliva y que son muy accesibles y están disponibles no solamente en farmacia, sino que en eventos sociales, en conciertos, en oenegés. Hay una una difusión de este tipo de estrategias, de ir con una furgoneta a un sitio y poder hacer test a las personas que hay allí, que sientan la necesidad o que tengan la percepción de riesgo de este tipo de enfermedades, para que no tengan que ir a su médico de familia aquellos que son más reacios a entrar en el sistema público. No solamente es el diagnóstico, sino luego la derivación de esos sujetos que dieran positivo a los servicios correspondientes para que sean atendidos.
O sea, es facilitar la derivación a las unidades de enfermedades infecciosas o de Medicina Interna.
-Esos resultados de las pruebas serológicas, ¿se están notando en los servicios de sanitarios?
-Sí, claro, hay un porcentaje de sujetos que se diagnostican por las oenegés.
-Después del diagnóstico, ¿se ha avanzado mucho en el tratamiento?
-Sí, en el VIH hemos pasado que la gente se moría a no morirse; de tener unos tratamientos muy problemáticos, muy penosos, con efectos adversos como la tolerancia, a tener tratamientos actuales muy llevaderos, muy efectivos, poco tóxicos, muy cómodos, que hacen que un individuo seropositivo no solamente tiene una esperanza de vida casi igual que la población general, sino que no le repercuta en su vida diaria esta enfermedad.
-¿Se puede convivir con la enfermedad?
-Perfectamente, es una exigencia para el paciente muy escasa. Casi todas las pautas son de una pastilla al día y hemos acabado. Yo veo a mis enfermos de año en año. Los que no tienen otros problemas, es un seguimiento relativamente sencillo y con un control exquisito del VIH. Con lo cual se consiguen dos cosas: una, la ausencia de transmisión de esa persona seropositiva a otras personas en el momento que está bien controlada la infección y, luego, que se para un poco el daño que puede estar haciendo el virus al individuo. El virus está, no lo podemos eliminar; pero lo tenemos dormido, no replica. Con lo cual, esa persona hace vida normal y su esperanza de vida va a depender si fuma o no fuma, o si es hipertenso, o si tiene otros problemas.
-¿Entonces, la continuidad asistencial está garantizada?
-La condición asistencial es algo que se plantea ahora más que antes, porque ahora los enfermos de este tipo de infección acuden poco al especialista, de año en año, con lo cual su continuidad asistencial y de otras patologías tiene que llevarla el médico de familia. Entonces, igual que un médico de familia lleva y entiende de diabetes, de hipertensión o de cardiopatía isquémica, pues tiene que conocer también (que no es no es tan complejo como años atrás) qué tratamiento llevan estas personas, qué pueden tomar o no tomar. Entonces, es un poco mantener esa coordinación entre la consulta especializada y la consulta del médico de familia y ponerse de acuerdo en qué tiene que hacer. Los médicos de familia están muy acostumbrados a ver patologías crónicas en su día a día y ésta, precisamente, no es de las peores.
Y, luego, si que es verdad que hay un grupo de sujetos que se diagnosticaron hace muchos años, que están ahora entre cincuenta y sesenta y tantos años que resistieron de la época dura del sida, que sí que tienen aún un lastre, secuelas. Esas personas sí que tienen, quizás, más problemas añadidos del tipo de distrofia, problemas cardíacos, respiratorios… que sí que tienen más problemas de comorbilidad.
-Por último, en la jornada abordan el aspecto práctico de casos clínicos.
-Ahí exponemos los peores casos, los casos que han fracasado en cuanto al diagnóstico: cómo una persona contacta con el medio sanitario más de una vez y no se es capaz de diagnosticar porque alguien no pensó en pedirle una serología. Son casos muy ejemplarizadores de cómo no deberíamos de hacer las cosas. Por una parte, el sujeto no percibe el riesgo y, por otra, el sistema sanitario o el médico, no se dieron cuenta de que había que pedir una serología y fue pasando mucho tiempo hasta que se diagnostica.