Se están enconando las relaciones entre la Plataforma de Empresarios y las administraciones de la Ciudad y de la General del Estado. Y ese enconamiento no es bueno. Cuando las dos partes de un conflicto se enconan es imposible que las dos tengan razón. Sería buena la reflexión, tanto por parte de la Ciudad Autónoma y de la Delegación del Gobierno como la misma Plataforma de Empresarios. Está muy claro que Melilla será lo que los melillenses quieran y en una situación como la que se está viviendo, en estos momentos, o todos reman en la misma dirección o no se saldrá del pozo. La Plataforma de Empresarios está en su derecho de ejercer una medida de presión sobre las administraciones. Estamos en un estado de derecho donde la libertad de reunión está garantizada. Lo que no puede hacer la Plataforma es ejercitar un chantaje sobre la Ciudad Autónoma y la Delegación del Gobierno. Si se quieren manifestar, que se manifiesten; si se quieren concentrar, que se concentren, pero que no amenacen con celebrarla si no se produce una reunión en el plazo de tres días. La reunión y la manifestación o concentración deben ser medidas paralelas, pero no cruzadas. La Plataforma, que hace unos días se reunió en Algeciras con sus compañeros de la Confederación de Empresarios de Ceuta, deben saber que, a pesar de convocar una nueva manifestación en la ciudad hermana junto con los sindicatos, no han rotos los puentes con las administraciones. Su junta directiva mantuvo encuentros hace unos días con el presidente de la Ciudad y con el delegado del Gobierno. Entiendo que la Plataforma se ha equivocado de táctica: podía haber pedido una reunión con el presidente y con el delegado del Gobierno y, como medida paralela, presentar una petición de concentración o de manifestación. Entiendo que Melilla no está para perder el tiempo. No está ni para declaraciones, ni para amenazas, ni para respuestas a través de los medios de comunicación, sino para mejorar las condiciones actuales. Y eso nada más que se puede hacer sentándose alrededor de una mesa. Por ello, también las dos administraciones deben bajar su nivel de ruido mediático. Lo mejor, a estas alturas, es dejar pasar la concentración de la próxima semana. Que pase el tsunami y que todos reconduzcan sus propios intereses. Las administraciones defienden el interés general por encima de los intereses particulares, porque así son sus obligaciones de acuerdo con la ley y la Plataforma de Empresarios también debe dejar posturas maximalistas para intentar encontrar el consenso. No en vano, quienes conforman el conjunto de esa Plataforma pretenderán obtener beneficios directos para sus afiliados y difícilmente se logra desde la confrontación. Una recomendación: dejen pasar la concentración, guarden las hachas para mejor ocasión y siéntense a negociar a partir de la semana que viene. Cada uno tendrá su calendario, cada uno mantendrá sus posturas, pero del diálogo siempre nace el entendimiento. Porque aquí no es cuestión que venza la Ciudad o la Delegación del Gobierno. No es cuestión que venza la Plataforma de Empresarios. Quien debe vencer es Melilla. A pesar de todo ello, tampoco se debe perder de vista que para los problemas fronterizos y las soluciones que se puedan adoptar, las miradas no pueden ir solamente hacia el Gobierno de España, porque es cosa de dos. También Marruecos tiene mucho que decir y tengamos en cuenta que, a pesar de las excelentes relaciones entre los dos países, si en algún momento desde el otro lado de la frontera se puede fastidiar, aunque solamente sea de pasada, a Melilla, lo van a hacer. Que esa idea no se nos escape nunca de la cabeza.