EL AVISO de Marruecos sobre el fin del comercio atípico entre Melilla y el país vecino ya ha provocado las primeras reacciones en nuestra ciudad. Desde el Gobierno regional, tanto el presidente de la CAM, Eduardo de Castro, como su vicepresidenta, Gloria Rojas, han lamentado la perdida de tiempo que han supuestos estos últimos años de inmovilismo respecto al contrabando y la falta de iniciativas para cambiar una dinámica comercial dependiente de las apetencias de Rabat.
Ahora, con el final de una época en ciernes, es momento de buscar soluciones y alternativas que puedan paliar el quebranto económico que supondrá para la ciudad el cese de esta actividad comercial.
Las relaciones con Marruecos deben ser las mejores posibles, no en vano es nuestro vecino y la interdependencia que existe enre Melilla y la zona limítrofe del reino alauita es estrecha. Pero esta conexión debe ser recíproca y beneficiosa para ambos.
Melilla necesita ahora buscar nuevos mercados con los que conectar su economía, ya bien sean al otro lado de la frontera o en la Unión Europea.
La transformación de parte del tejido empresarial de la ciudad es inevitable y desde las Administraciones, tanto local como nacional, se debe indicar el camino que queremos seguir para tener un comercio moderno, estable y regulado.
Es momento de pensar qué Melilla queremos para el futuro y ponerse a trabajar en ello.