Mustafa Aberchán ha hablado. Se esperaba con ganas su comparecencia ante los medios de comunicación para realizar su análisis en relación a la condena de 2 años que ha ratificado el Tribunal Supremo sobre el conocido caso del ‘voto por correo’. La verdad es que sus manifestaciones tenían más de visión personal que de cuestiones relacionadas con la propia sentencia en sí.
Existen varias cuestiones importantes, tanto desde el punto de vista político como jurídico y personal que merece la pena ser repasadas en este artículo que lo que menos pretende es analizar la ratificación de la sentencia por parte de la Sala II del Tribunal Supremo.
Un único apunte desde la órbita jurídica y es que Aberchán como cualquier ciudadano es absolutamente libre de recurrir ante el Tribunal Constitucional como ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. No será el primero o el último que lo ha hecho y que lo hará. Por supuesto, la decisión de acudir a estas altas instancias no supone una suspensión de la sentencia definitiva por parte del Supremo. Ahora será la sala de la Audiencia Provincial de Málaga, que le condenó en primera instancia, la que tendrá que decidir, desde luego, si Aberchán debe ingresar en prisión, lo cual me parecería una aberración o bien se suspende su ejecución si el político no vuelve a ser condenado durante ese período por la comisión de otro delito.
Lo que sí comparto con el político de CpM es que no es normal que este caso se haya dilatado tanto en el tiempo. Un caso que se abrió en el año 2008 y que termina de ser juzgado en 2021. Estamos hablando, nada más y nada menos, que de trece años. Es mantener a una persona en el apartado de procesado durante casi tres lustros, lo cual me parece abusivo a todas luces.
Terminado en análisis jurídico me gustaría efectuar dos apuntes desde el punto de vista político. La inhabilitación a la que se condena a Mustafa Aberchán supondrá que no podrá presentarse a las próximas elecciones autonómicas de mayo de 2023. Por unos meses será imposible que nuevamente encabece la lista electoral de Coalición por Melilla, una formación que tendrá que plantearse la renovación de su cabeza de lista después de más de cuatro lustros apareciendo siempre como número uno. Ni tampoco, si se adelantan las elecciones generales, podrá estar en las candidaturas para el Congreso y el Senado. Si se cumpliera totalmente la presente legislatura nacional, los comicios serían a finales de 2023, no tendría ningún problema en estar ahí. .
Pero la Presidencia del partido nadie se la podrá arrebatar, salvo que haya un Congreso y tenga una alternativa, ahora verdaderamente improbable, porque Aberchán sigue siendo, no solamente el creador de esta formación política, sino su verdadero inspirador. Hoy por hoy no tiene, no digo ya alternativa en el interior, sino nadie que presente un enfrentamiento con el líder.
Un apunte para que no se me olvide. No entiendo la intervención de Imbroda en días pasados cuando señalaba que Aberchán no debería haber acudido al pleno de la Asamblea que se celebró veinticuatro horas después de conocerse la noticia. Imbroda sabe a la perfección que la sentencia no cursa efectos hasta que se notifica a las partes. El Supremo ha negado la revisión, pero deberá ser el tribunal que le juzgó, el de la Audiencia Provincial de Málaga, el que tendrá la última palabra en determinados puntos.
Escuchando las manifestaciones de Aberchán entiendo que no se va a retirar de la política ni mucho menos. Habla mucho de su conciencia y de lo que le pide la misma. Va a seguir luchando, de momento, desde otra posición, porque así lo quieren en su partido, pero, de manera especial, porque así lo desea él.
No es el creador de CPM