El Gobierno local ha impuesto la obligatoriedad de el uso de la mascarilla de manera generalizada. Melilla se une así a la senda marcada por otras comunidades autónomas, como Andalucía o Baleares, que han se han posicionado en la misma línea de precaución ante la pandemia de coronavirus.
Precisamente ayer, comentábamos en estas líneas que sería una pena que las autoridades tuvieran que decretar que la utilización de este medio de protección sanitaria tuviera que ser impuesto y que no fuera la propia ciudadanía la que tomara consciencia del riesgo al que seguimos enfrentándonos. Recientemente, hemos conocido que un informe que advierte sobre la posibilidad de que la COVID-19 se transmita por el aire a más de dos metros de distancia por medio de aerosoles, es decir, de gotas que se quedan en suspensión en el aire. Además, estamos observando la proliferación de rebrotes en diferentes partes del país.
Es cierto que en Melilla llevamos 12 días sin que se registre un nuevo caso activo de coronavirus pero eso no significa que no esté en al ciudad. Los melillenses ya no están confinados y los viajes a otras regiones de España se realizan cada día. Además, el tiempo de incubación de la enfermedad hace que no podemos saber con certeza si a día de hoy hay ya personas contagiadas en la ciudad.
También, es importante recordar que, desgraciadamente, el uso de la mascarilla en Melilla no estaba tan lo implantado como sería deseable. El 12 por ciento no la utiliza de manera rutinaria y es habitual ver en la calle a personas que las llevan mal colocada, haciendo que su propósito de protección no se cumpla.
Tampoco hay que olvidar las imágenes de algunas zonas de la ciudad que hemos visto a lo largo de estas últimas semanas, con aglomeraciones de personas que no respetaban la distancia de seguridad ni portaban medio alguno de protección frente al contagio.
Así, la medida decidida por la CAM obedece a la precaución que se presupone debe tener toda Administración Pública para proteger la salud de los ciudadanos. Instaurar el uso de la mascarilla de forma obligatoria en el momento en el que se produjera un rebrote sería menos eficiente que hacerlo en estos momentos. Más vale prevenir que curar.