Melilla ha aparecido en repetidas ocasiones en los medios de comunicación nacionales a lo largo de los últimos meses por asuntos relacionados con la inmigración ilegal.
Los saltos masivos de la valla han puesto a nuestra ciudad reiteradamente bajo en foco informativo. En este tiempo se ha hablado mucho de Melilla y muy poco de los melillenses. Ayer fue una excepción. En el Senado se debatió sobre asuntos que preocupan a los más de 160.000 habitantes que vivimos en los dos enclaves españoles del norte de África. En opinión del presidente y senador Juan José Imbroda, que ayer también actuó como portavoz de las aspiraciones de los ceutíes, los verdaderos objetivos en ambas ciudades son el fomento de las políticas de empleo, la mejora de las comunicaciones con la península, las soluciones a los problemas fronterizos, las inversiones en educación y la actualización de la financiación autonómica. Quizás hubiera que haber añadido algún asunto más, pero como punto de partida no está mal.
La moción defendida por Imbroda, como no podía ser de otro modo, contó con el apoyo de sus compañeros del Grupo Popular. Sin embargo, lo más curioso de la votación fue el apoyo recibido de CiU y PNV, más sorprendente aún que el rechazo del PSOE, IU y Entesa. Nacionalistas catalanes y vascos presentaron dos enmiendas que servirán para reforzar aún más el compromiso del Gobierno central. Por un lado, los primeros propusieron que el plan se elabore y ponga en marcha en tres meses. Y los segundos añadieron que una comisión vigile en el Senado los resultados del proyecto. Ambas medidas servirán para que la moción no caiga en el olvido ya que los Ejecutivos de Rajoy, Imbroda y Vivas disponen de un plazo concreto para materializar la propuesta y deberán rendir cuentas en la Cámara Alta de las metas alcanzadas.
Sin embargo, la predisposición al trabajo y el entendimiento no son suficiente garantía de éxito. Los logros dependerán en gran medida de las partidas económicas que se asignen a cada uno de los objetivos perseguidos, además de la eficacia en su gestión. Está previsto que el dinero salga de las arcas del Estado, pero también será necesario buscarlo en los presupuestos de la Unión Europea. Quizás ahí radique la mayor dificultad para conseguir el éxito: Ha costado meses hacer ver a nuestros compatriotas que Melilla y Ceuta es más que inmigración ilegal, vallas fronterizas, pateras y concertinas. ¿Cuánto tiempo necesitaremos para conseguir que el mismo mensaje se escuche en las instituciones europeas?