Apesar de que en un principio se dijo que los recortes no iban a afectar al aeropuerto de Melilla, la realidad, lamentablemente, y a pesar del Acuerdo de Garantías Laborables firmado el año pasado, parece que de momento no es así.
Hace unos días Comisiones Obreras denunciaba que AENA iba a reducir la plantilla del aeródromo local, una medida que afecta a 23 trabajadores y con ellos a otras tantas familias melillenses.
La empresa mantiene que no se trata de despidos sino de bajas incentivadas, prejubilaciones o traslados voluntarios. Evidentemente, desde el punto de vista de los trabajadores el sentimiento difiere bastante de esta opinión, pues ven en estos traslados “obligatoriedad”.
Para la práctica totalidad de estas familias, como ya ocurriera cuando se habló de reestructuración en el Ejército, la medida es un varapalo importante y quizá todavía mayor que aquél, porque la situación económica también es peor ahora.
La ruptura de negociaciones la pasada semana ha supuesto el inicio de medidas para tratar de hacer variar la postura que, en principio, parece inamovible y por ello, los trabajadores del aeropuerto protestarán mañana contra los despidos, con una concentración en la terminal del aeropuerto. Anuncian que no será la única, y que seguirán luchando por defender su puesto de trabajo y ese acuerdo que firmaron en 2011.
Toda la ayuda que reciban será bien acogida, especialmente por esas 23 familias melillenses que en estos momentos ven muy negro su futuro.